En Benicàssim, famoso municipio turístico de la provincia de Castellón, la política ha ofrecido habitualmente contornos confusos y hasta preocupantes, para preocupación de sus vecinos y confirmación general de la poca altura de miras y capacidad de muchos políticos.
Intereses económicos, trasfugismo político, parentesco como supuesto aval político: de todo se ha visto.
Penúltimo suceso político en dicha ciudad castellonense: la alcaldesa, Susana Marqués (PP), rompió el pasado viernes el pacto de gobierno municipal con Ciudadanos, ¡a siete meses vista de las elecciones municipales!
Con los 6 ediles del PP, más los 3 de Cs, tenían mayoría absoluta, pues hay 17 concejalías. Las restantes se las reparten PSPV, Compromís, Ara Benicàssim (suma de Unidas Podemos y Esquerra) y, para que no falte de nada, 1 concejal No Adscrito, que salió elegido por Vox, y hasta hace unas semanas pertenecía a Vox.
El detonante ha sido que Cs no ha querido apoyar al PP en los presupuestos de 2023. Durante esos tres largos años, el enfrentamiento entre “lideresas” ha sido continuo, entre la alcaldesa del PP y la vicealcaldesa de Cs, que no ha asistido a las reuniones desde hace dieciocho meses. Sí, léalo bien, porque con su sueldo por la dedicación municipal tal vez habría que estudiar sanciones económicas, o estudiarlas para el futuro.
Lógicamente, los vecinos de la ciudad castellonenses están indignados por el espectáculo, del que ellos salen perjudicados por la incertidumbre en estos próximos siete meses.
La falta de madurez política para poder gobernar pactando es una de las claves de lo que ha sucedido. No es lo mismo mayoría absoluta que mayoría relativa con pactos variables según los temas y partidos políticos. Es un estilo de negociar, ceder, apoyar, transigir, recibiendo la mayoría de los votos y de las concejalías.
De lo que más bien ha sido un choque de “lideresas”, se ha pasado a una amenaza de Cs de romper otros pactos con el PP, y así lo ha hecho saber la coordinadora autonómica de Cs en la Comunidad Valenciana, María Muñoz, al presidente autonómico del PP, Carlos Mazón: además, pide una “restitución inmediata del acuerdo de gobierno en Benicàssim”.
María Muñoz habla de que hay que restituir esa deslealtad, y de que “el PP pone el foco en las próximas elecciones en vez del interés general”.
Cs no está para tirar cohetes. Además, si se conocen las circunstancias políticas de ese municipio turístico, se ve con claridad que se debe a una cuestión muy personal, y hasta personalista. Para no faltar nada, entre los tres concejales del Cs, una prima de Cristina Fernández, la hasta ahora ex alcaldesa: que no falte la confianza de tener a una prima al lado… Y luego hay quien se extraña del desprestigio existente entre los españoles hacia muchos políticos.
Como Cs está de entierro, es lógico que alce la voz de alguna manera, pero no parece en este caso muy acertado. Ahora que estamos en el mes de los difuntos y recientemente muchos hemos visitado los cementerios para rezar por nuestros seres queridos y depositar unas flores, Cs debe pensar bien los pasos que da, porque amenazar ahora con más roturas de pactos con el PP no parece que beneficie a los intereses electorales de Cs, que no parecen ser muy halagüeños.
Desde Benicàssim, se ven elementos interesantes para la política española, sus debilidades y vicios demasiado arraigados. A ver en la elaboración de listas electorales, de todos los partidos, y ojalá el parentesco no sea aval suficiente.
Cuando hay nervios y urgencias electorales, se acelera la precipitación. De una cuestión local, no conviene extrapolar a un ámbito mayor.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.