El próximo domingo, 28-M, toca votar, o no votar dejando que otros elijan a los que nos gobiernan. Elecciones autonómicas y municipales, una cita cada cuatro años para reflexionar y optar, aunque a veces no convenzan los candidatos. Llevamos semanas de “encuestitis”, un bombardeo de encuestas y sondeos que no cesan. Ante muchas encuestas, una sospecha interior de que refleja o resalta los deseos, más que intentar recoger objetivamente la realidad, que siempre se puede calificar como volátil.
Sea cual sea el resultado, que en el ámbito autonómico apunta a unos guarismos muy disputados para un gobierno PP-Vox o bien PSPV-Compromís-Unidas Podemos, pienso que hay una alternativa clara al plantearse el voto: Carlos Mazón o Ximo Puig como presidente de la Generalitat Valenciana. A cuál de los dos prefiere cada uno, de quién se fía más en estos momentos, depositando una papeleta que facilite el relevo en el Palau o la continuidad. Llámese voto útil o simplemente simplificar el caleidoscopio electoral.
Las encuestas influyen muy poco. La mayoría tiene pensado ya su voto. Sin embargo, en situaciones tan imprevisibles como la del 28-M en la Comunidad Valenciana, las encuestas pueden influir en ese poco necesario para un gobierno u otro. En conversaciones de estos días, se comprueba que en el ámbito local se vota más a las personas, y en el autonómico predomina el partido.
Uno de los dos presidirá la Generalitat Valenciana. Carlos Mazón (Alicante, 1974) o Ximo Puig (Morella, 1959). Mazón, licenciado en Derecho, aporta un relevo casi generacional, con una experiencia política y profesional incuestionables, con un aire de moderación con capacidad de llegar a acuerdos sin renunciar a sus prioridades políticas. Ximo Puig eligió desde muy joven la acción, y llevó a cabo algunos estudios de Periodismo, para trabajar efímeramente en diversos medios, y adentrarse con decisión en la política. Puig no es radical, pero ha elegido estos ocho años gobernar con formaciones de izquierdas que sí son radicales: ha cedido, ha dejado hacer, a Compromís y a Unidas Podemos, con imposiciones lingüísticas e ideológicas que no representan a la mayoría de los valencianos, acometiendo batallas sectarias como la retirada de las Cruces, el pancatalanismo acomplejado o la enseñanza sin libertad.
Como la incógnita es, en el fondo, elegir con nuestro voto a Mazón o a Puig, asoma la ineficacia de votar a partidos como Ciudadanos que no va a obtener representación. El voto es, no pocas veces, visceral: tal vez son momentos para elegir la eficacia.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.