Reconozco que escribo estas líneas notablemente impresionado por una simple llamada telefónica a un hospital de una provincia pequeña: el Hospital Obispo Polanco, en Teruel. Quería hablar con un amigo que había sido operado. Marqué el teléfono, que inmediatamente sonó, y me preguntó una voz grabada que, si conocía la habitación, que marcara el número de habitación, y es lo que hice. Y se puso mi amigo al teléfono, para alegría de los dos, pues todo había ido muy bien. La llamada me supuso, por tanto, unos segundos, con una profesionalidad que se agradece, porque otras veces no sucede.
Estamos hartos de llamar a centros de salud, hospitales, u otras instituciones de diversa índole que, más que prestar un servicio telefónico rápido y de calidad, nos genera pérdida de tiempo, enfados. ¡El colmo es cuando estás en recepción de un centro de salud, oyes que suena el teléfono, y ninguna de las dos personas que están en ese momento en la centralita coge el teléfono! O en otras entidades te dicen que está almorzando la persona que lleva el asunto en cuestión.
La gente mayor sufre cuando la burocracia o la simple negligencia profesional produce retrasos, traslado físico al centro de salud porque no hay manera de contactar. La gente de mediana edad telefonea o pide cita por internet cuando puede, calculando que le va a llevar cierto tiempo ese contacto telefónico u obtener una cita por internet.
La mejora de la sanidad es un objetivo evidente, y no solamente es cuestión de que médicos, enfermeras y todo el personal implicado mejoren su trabajo, poniendo interés, y que los pacientes lo perciban, hasta en los gestos y en el rostro: una cara amable la agradecemos todos, y un poco más cuando se acude por molestias físicas o para una analítica que aleje o confirme posibles enfermedades. Muchos de estos profesionales se esmeran, no es justo extender a la mayoría estas carencias. Lo que debemos evitar entre todos es acudir a las socorridas soluciones estructurales, pues me parece que más bien se trata de soluciones “personales”, de sanitarios y ciudadanos.
Los ciudadanos también debemos contribuir a esa mejora de los servicios sanitarios y otros servicios. Por ejemplo, acudiendo a la cita si la hemos solicitado, o anulándola porque nos ha surgido un imprevisto. Más de 9.000 valencianos no se presentan a sus citas ni consultas médicas ¡cada día!: ya en 2023 las ausencias en Primaria ascienden a 1,8 millones de personas. Escandaloso. De verdad, no lo concibo. Mejorar los servicios públicos también requiere cambios en los ciudadanos.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.