He de reconocer que, al escribir esta primera columna de 2024 -¡y llevo ya 23 años haciéndolo en El Mundo-Castellón al Día, que me otorga la condición de ser el colaborador más antiguo en el periódico, con la honra que eso tiene y la obligación de no fallar!-, me asaltan muchos recuerdos de 2023 y deseos para este año que acabamos de empezar, casi en forma de cascada. Tiene sus ventajas y sus riesgos, porque hay que ordenar y seleccionar lo que hemos vivido y lo que uno espera para este año: hay de todo, lo importante es vivir el presente. Ni se vive de recuerdos ni se vive de proyectos: siempre manda la realidad del “hoy”, que exige esfuerzo: nada es gratis.
También ayuda tener planes, siempre que sean realistas y seamos capaces de ser constantes: en este sentido, admiro a Rafa Nadal desde hace años, y ahora por su regreso victorioso ante Thiem, porque expresa magníficamente el espíritu de superación, el optimismo realista, el espíritu de lucha serena. Actitud útil ante la vida, el trabajo, la familia: sin utopías, tener objetivos realistas.
Respeto a quienes eligen frases de personajes célebres o consideraciones profundas-impactantes-ampulosas, ya sea en el caso de colegas que escriban o expresen de algún modo en estos días, ya sea cualquier persona en redes sociales, para el comienzo del año. Alguna vez son pensamientos que concentran sabiduría, o reflejan ideales, que siempre es bueno, pero otras veces juegan con palabras que, como fuegos artificiales, se esfuman, porque buscan el efectismo vacío, o intentar dar la imagen de persona cultivada. ¡Aunque un 10 a los cuatro castillos simultáneos de fuegos artificiales de Valencia, para entrar en 2024!
A veces tiene más sabiduría una persona sencilla, un comerciante, un panadero, una limpiadora, un camarero, un agricultor, una enfermera, que un catedrático, un escritor famoso, o un periodista que parece captar el mundo y dar recetas para todo desde una columna como esta. Lo expreso con sinceridad: los columnistas corremos el riesgo, y más con el paso de los años, de creer que sabemos de todo, que podemos opinar de casi todo, y eso nos aleja de los lectores y de la realidad. La experiencia traiciona a veces.
Huyo de las frases grandilocuentes. Me gusta la realidad, lo sencillo, lo cercano. El espíritu deportivo de Nadal y de Simeone, con su “partido a partido”. En un clima nacional e internacional tan tenso y con unas guerras que nos afectan a todos, cultivemos el espíritu de superación en el HOY, lo asequible para nosotros.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.