El expresidente del Gobierno Felipe González ha cuadrado, en toda regla, a Pedro Sánchez, al decantarse claramente por un gobierno del PP y Ciudadanos, con la abstención del PSOE. Tal es el desbarajuste que González observa que ha decidido mojarse, y probablemente decantar la decisión final del PSOE, aunque no coincida con la que quiere Pedro Sánchez.
La fórmula que propone González es lógica, y probablemente expresa el sentir mayoritario, ante el peligro que supone para el propio PSOE pactar con Podemos, y sobre todo tras el estilo de Iglesias de querer presentarse como líder organizador de un pacto.
El panorama político actual en España puede calificarse de muchas maneras, pero de modo especial en el caso del PSOE. Con los peores resultados de su historia a nivel nacional en las pasadas elecciones del 20-D, lo que estamos viendo es un afán de Pedro Sánchez por ser presidente del Gobierno a costa de lo que sea, y una auténtica convulsión dentro del PSOE ante ese planteamiento irresponsable.
Convulsión, terremoto, huracán, zozobra, naufragio, puede elegirse el calificativo a gusto del lector. Pero lo que ha dicho un líder socialista sobre el PSOE, su propio partido, refleja muy bien lo que, dentro y fuera del partido, se piensa: “el PSOE es ahora una jaula de grillos”. Una jaula de grillos es una expresión coloquial muy extendida, para dar a entender que un lugar o una institución abunda en alboroto y desorden. En el PSOE abundan ambos, el alboroto y el desorden.
González, Rubalcaba, Guerra y Zapatero se muestran contrarios a que el PSOE pacte con Podemos, y ven con gran inquietud la actitud de Pedro Sánchez. Inaudito que, sólo un día después del 20-D, Pedro Sánchez se apropiara personalmente de la decisión de los pactos políticos, cuando es una materia que le corresponde al Comité Federal, como bien se lo recordaron varios barones socialistas. Primer choque, que escenificó la débil posición de Sánchez en su partido y su deseo de llegar a ser presidente como sea.
El PSOE cavará su tumba si pacta con Podemos. A Pedro Sánchez no parece importarle mucho porque él habría cumplido su objetivo de ser presidente del Gobierno de España. Y es capaz, pese a la humillación insólita a que le sometió el pasado viernes Pablo Iglesias, al afirmar en rueda de prensa que él sería vicepresidente de un gobierno con el PSOE, y unos cuantos ministerios en manos de Podemos.
Con menos diputados que el PSOE –por ahora, porque en el futuro puede desbancar a los socialistas -, Iglesias culminó sus vaivenes continuos: tras afirmar en campaña que no gobernaría con los socialistas, que no estaría en un gobierno que no presidiera, ahora se ha apropiado de un papel de líder de un gobierno de izquierdas, imponiendo de entrada “sus sillones” a la “casta” sin haber llegado a un acuerdo. Impresentable.
La jaula de grillos que ahora es el PSOE puede ordenarse el próximo 30 de enero, en la reunión del Comité Federal. Por el bien de España, soy de los que esperan que el PSOE esté a la altura y no permita a Pedro Sánchez su loca pretensión egoísta, y hagan caso a Felipe González, atando de verdad al PP en cuestiones tan importantes como la lucha contra la corrupción, cuya última explosión se ha producido en la Comunidad Valenciana.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.