Recojo a continuación el testimonio de una mujer madrileña, madre de tres hijos, en defensa de la intimidad familiar, quien por la gravedad del tema, presentó un recurso a consecuencia de la campaña a favor del uso del preservativo de noviembre de 1990.
“Tengo tres hijos: dos chicas de dieciséis y un chico de catorce. Desde que me casé he vivido prácticamente fuera de España, a causa del trabajo de mi marido. Primero estuvimos dos años y medio en Estados Unidos, concretamente en Nueva York donde nació mi hijo; luego nos fuimos a París, donde estuvimos tres años. Más tarde a São Paulo; y los últimos seis años los he pasado en Londres. Hace sólo unos meses que vivo de nuevo en España.
Todas mis amigas me decían antes de venir: “Pero ¿cómo se te ocurre volverte de nuevo a España ahora, en la edad en la que están tus hijos? ¿No sabes cómo están en España algunos ambientes…? Es mejor que esperéis a que crezcan y sean mayores….”
“Pero yo tenía muchos deseos de volver a mi país, y creía que exageraban; y les decía que en España la institución familiar es muy fuerte; y pensaba: “en ese caso, si tengo que poner mi granito de arena, será mejor que lo ponga cuando la cosa está mal. Lo fácil es hacerlo cuando las cosas van bien…”
Y al llegar aquí me encontré con todos esos ataques a la juventud (la campaña que los Ministerios de Sanidad y de Asuntos Sociales llevaron a cabo durante el mes de noviembre de 1990 a favor del uso del preservativo entre los adolescentes españoles), con todas estas intrusiones en mi intimidad familiar… y pensé que no podía quedarme cruzada de brazos, que era muy cómodo quedarse quieta, criticando lo mal que está la situación. Que yo debía aportar algo en defensa de la familia, en defensa de la juventud…”
Por eso se planteó esta madre de familia la necesidad de recurrir tal medida. España es un Estado de Derecho, y ella tenía muy claro el derecho, como ciudadana, a defender su intimidad familiar. “Tengo derecho a velar para que mis hijos no sufran los efectos de una educación que no es la que yo quiero para ellos.”
Confió profundamente en la justicia. No iba contra nadie ni contra nada: “¡me niego a atacar a nadie ni a nada! –decía- Lo que pido es justicia: pido que se proteja la intimidad del hogar. Pido que se cumpla mi derecho a educar a mis hijos según unos determinados principios; y sé que esto lo garantiza la Constitución Española.”
Por eso le molestó la campaña: porque se dirigía a chicos muy jóvenes, a adolescentes que estaban en la misma edad de sus hijos. “Y no puedo adoptar una postura egoísta: no puedo conformarme con proteger a mis hijos, mi hogar y ya está. Me preocupa el efecto que habrá tenido en tantos jóvenes, en tantas familias.”Por eso de decidió a actuar: porque sabía que habían muchas padres que opinaban como ella; que piensan que debemos ser los padres los que les aconsejemos sobre cómo deben proceder en determinadas materias; y especialmente en algunas tan delicadas como las que se refieren a las relaciones sexuales. Y confió en que debía haber muchos padres que se decidieran a tomar una postura positiva en estos temas. Porque criticar y quedarse cruzado de brazos no sirve para nada.
“Por eso, aunque estoy sola, sé que no estoy sola. Estoy sola porque sólo soy una madre de familia que lucha por sus derechos. A mí no me apoya nadie; no pertenezco a grupos de ninguna clase: nadie puede colgarme ninguna etiqueta, ninguna pegatina. Pero no estoy sola porque sé que este país las de familia que piensan como yo son la gran mayoría. Y por eso estoy dispuesta a llegar hasta donde haga falta”
Una mujer con las ideas muy claras.
Mª Ángeles Bou Escriche es madre de familia, Orientadora Familiar, Lda. en Ciencias Empresariales y profesora