Dirijo estas líneas a quienes no tengan prejuicios, respeten a las personas y sus opiniones, huyan de tópicos y simplificaciones, y hasta estén dispuestos a cambiar de opinión o replantearse afirmaciones. Vaya de entrada mi opinión de que quien insulta demuestra que carece de argumentos y se retrata por su cerrazón, con posturas que tienen mucho de dictatoriales. Ayer VOX presentó en Valencia una denuncia contra Joan Ribó, el alcalde de la ciudad, porque había afirmado que VOX es responsable de “muchas agresiones contra las mujeres”. Al tener noticia de estos hechos, me parece lamentable la afirmación de Ribó, y desde luego me parece razonable que Vox lo denuncie. Y, a la vez, me entero de que un concejal de Vox en Manises también ha denunciado al alcalde de la ciudad, porque le llamó “nazi”, por defender que el texto que allí se leyó sobre la violencia de género es “inconstitucional y con información falsa”. Dos alcaldes de Compromís denunciados por VOX: atentos a este dato, puede no ser casual, sino revelador de una actitud que puede seguir deparando sorpresas.
Casi simultáneamente, en concreto el pasado 19 de noviembre, Alfonso Guerra –todo un vicepresidente del Gobierno socialista– ha reconocido que la Ley de Violencia de Género era inconstitucional y que el Tribunal Constitucional fue presionado para aprobarla. La Ley fue aprobada el 28 de diciembre de 2004, con Zapatero en el poder desde hacía muy poco tiempo: era una prioridad para él, pero no hubo un conveniente debate sobre un asunto tan importante. Se quiso imponer, y se impuso, con la afirmación de Guerra de que eran conscientes que era anticonstitucional y que se presionó al Constitucional: penosa afirmación, dolorosa para quienes creen de verdad en el necesario debate social de las leyes importantes, y tal vez molesta para quienes la impusieron, con presiones incluidas al Constitucional.
Pienso que todos estamos en contra de la violencia –especialmente en el ámbito familiar-, del machismo –demasiado arraigado todavía– y de relegar a la mujer. También VOX está en contra de todo ello, pero no está de acuerdo con la Ley de 2004, de la que ahora Guerra dice lo que dice: lo podía haber dicho antes de que se aprobara, pero ya se ve que la valentía a destiempo es compleja, visto lo visto en España. La ideología de género no es una ciencia, tiene pánico a la ciencia: ¿por qué? ¿De verdad el sexo es una opción como defiende la ideología de género, o es una realidad? La ley de 2004 es muy mejorable. ¿Es nazi también Alfonso Guerra? Pensar un poco es sano.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.