El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se mueve como pez en el agua en el actual momento de la política española, repleta de incoherencias, falsedades, improvisación y ausencia de responsabilidad.
Otra cuestión es que Sánchez está donde está porque es reflejo de una sociedad que lo permite. Basta ver cómo los barcelonistas piden la dimisión de Bartomeu, presidente del Club de Fútbol Barcelona por no ser capaz de retener a Leo Messi, y sin embargo los españoles tragamos con más de 45.000 muertos por el coronavirus sin exigir la dimisión de Pedro Sánchez, por la desastrosa gestión de la pandemia, sus mentiras y dejación de funciones, en los meses pasados y ahora.
Leopoldo Abadía ha comentado respecto a esta situación que no se puede apalancar con un churro. Una pandemia que es la peor gestionada de Europa, en la primera ola y en este prematuro rebrote de agosto, con las peores cifras del continente. Pero ese “churro” blandengue, sólo pendiente de las apariencias y de conservar el poder, está donde está porque los socialistas lo aguantan, y los partidos socios de Gobierno se aprovechan con sus apoyos.
Esta es la única preocupación de Pedro Sánchez: conservar el poder. Ha estado de vacaciones mientras los españoles vivíamos el incremento de contagios por el Covid-19 a las puertas de un decisivo y excepcional comienzo de curso escolar. Y en la rueda de prensa del pasado martes, 25 de agosto, afirmó que es “preocupante” el auge de contagios. Todo el país preocupado, y él de vacaciones, y se permite utilizar la palabra “preocupante”.
Preocupante es que pase de afirmar que no podría dormir tranquilo con Pablo Iglesias en el Gobierno, a afirmar que tiene toda la confianza en él, y por eso ha impedido que en el Congreso de los Diputados Iglesias explique la caja B de Podemos.
Preocupante es que Pedro Sánchez decida que las 17 comunidades autónomas gestionen los rebrotes y la lucha contra el coronavirus. Así contenta a algunos líderes autonómicos y él se sitúa al margen, garantizando la seguridad en el inicio del curso escolar cuando la inquietud recorre toda la geografía española, y Pablo Iglesias acusa a la ministra Celaá de “falta de liderazgo” en el comienzo de curso: reír por no llorar.
Preocupante es que ahora ofrezca 2.000 rastreadores del Ejército, e incluso alardea de que podrían ser más los disponibles para las comunidades autónomas. Un gobernante no actúa así: pregunta necesidades a las comunidades autónomas y decide cúantos puede aportar ya el Ejército, pues es obvio que hacen falta más rastreadores, batalla en la que nos dan ejemplo otros países europeos, mucho más conscientes de que la guerra se decide en la prevención y no en la contabilidad dolorosa de contagios y fallecidos diarios.
Preocupante es que se apruebe un Ingreso Mínimo Vital, y se haya concedido a estas alturas una mínima parte. Preocupante para los españoles es que Hacienda no devuelve las cantidades debidas por la Declaración de Renta 2019… porque no hay dinero. Preocupante es que se hable de uso obligado de mascarillas y no se piense en quién las paga, ni siquiera en casos llamativos que Sanidad o Servicios Sociales ya ayudan a colectivos vulnerables en otros gastos desde hace años, y ahora están en el limbo. Todos, tranquilos: Sánchez está preocupado: preocupante.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.