Para resolver la crisis de liderazgo en el PSOE, hace falta un nuevo líder, que no esté vinculado a la fase que puso fin la gestora socialista. Sería una contradicción, aunque los militantes tendrán la palabra.
Patxi López ha anunciado que se presentará a la secretaría general. Se espera que Pedro Sánchez deshoje la margarita: por ganas, seguro que se presentaría; por apoyos, cada vez tiene menos, y hasta un político con la ambición y tenacidad de Sánchez puede sentirse agotado para una más que seguro fracaso, si se confirman los movimientos y declaraciones de estos días.
Sin embargo, llama la atención que quien ha calificado como pasado a Patxi López y Pedro Sánchez es Ximo Puig, secretario general de los socialistas valencianas y presidente de la Generalitat Valenciana. Puig fue jefe de gabinete con Joan Lerma, en 1983, ha sido diputado provincial en Castellón, alcalde de su ciudad natal Morella, diputado en el Congreso de los Diputados, por lo que lleva la friolera de 34 años dedicado a la política, siempre dentro del PSOE.
Cuando en el PSOE se habla de renovación, suena a ironía que Ximo Puig se refiera a Pedro Sánchez y Patxi López como pasado, como si él fuera la renovación. Pero lo ha dicho, y con su sonrisa habitual se mueve con una habilidad camaleónica en la política, sabe adaptarse a las coyunturas volcánicas, como la que ahora vive su partido.
En estos días en que una ola de frío siberiano cubre toda España, en el PSOE siguen las luchas encendidas, un día sí y otro también. El martes pasado, en Valladolid, Soraya Rodríguez, que fue portavoz del PSOE en el Congreso, fue abucheado bajo el grito de traidora, por facilitar los pasos a la gestora. El alcalde vallisoletano se ha apresurado a pedir sosiego, respeto, serenidad.
Si Sánchez y López son pasado, es porque Ximo Puig apoya a Susana Díaz, y sin decirlo sabe cómo contribuir a rebajar las pretensiones de ambos, y a transmitir un mensaje que le interesa.
Se le quiere presentar a Susana Díaz como presente y futuro. Sí, y no. A nivel nacional, sí, pero no hay que olvidar el desgaste que está sufriendo como presidenta de Andalucía entre otros, el sector sanitario brama contra ella, y que habrá que ver la capacidad y el liderazgo de Susana, si sale elegida. Más de uno, dentro y fuera del PSOE, teme que estén sobrevalorando a Susana, y que es una lástima que no haya otro candidato que transmita mayor unidad e impulso.
Susana Díaz propició la dimisión de Pedro Sánchez, y sumó fuerzas para constituir la gestora. Pero en esa dura batalla quedaron muchos heridos, que no muertos, porque en política prácticamente no existe la muerte. Susana también forma del pasado, y no está claro que logre si sale elegida lo que el PSOE necesita.
Mientras tanto, unos y otros adjudican calificativos pasado, traidora, y habrá que ver si la militancia los comparte en mayo al elegir secretario general. Quedan meses de intriga, con el punto de mira de refundar el histórico PSOE y evitar que le sobrepase Podemos.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.