Compromís ha manifestado su constante oposición a que perduren las diversas cruces que existen en la Comunidad Valenciana, e incluso desde Madrid “persigue” cuantas cruces hay en España que pueda relacionar con la Ley de Memoria Histórica.
La Cruz molesta mucho a Compromís. Es una prioridad para esta coalición de izquierdas, nacionalista –algunos se denominan valencianistas-, pancatalanista, integrada por Més Compromís, que hasta hace poco se llamaba Bloc y es el partido mayoritario, Iniciativa por el Paìs Valencià (el de Mónica Oltra) y Els Verds.
Compromís tenía entre ceja y ceja retirar la Cruz del Parque Ribalta de Castellón. Una cruz grande en el parque más emblemático de la ciudad. Sus intenciones fueron evidentes desde que gobierna en el ayuntamiento de Castellón en un tripartito de izquierdas desde 2015 con los socialistas y Unidas Podemos.
En estos largos años ha habido recogidas de firmas contra esta intención, recursos, paralizaciones judiciales, una polémica constante, que contrasta con la desidia para otras decisiones municipales. Asombroso: es una prioridad.
De poco ha valido que la alcaldesa, la socialista Amparo Marco, viera que no beneficia a la ciudad ni al tripartito esta polémica radical, pero la moderación de la alcaldesa es menor que su deseo de contentar a Compromís y acabar la legislatura en 2023.
Ayer, 3 de agosto, se inició la retirada de la Cruz del Ribalta. Hubo gran tensión, con concentraciones a favor y en contra –entre los presentes, Begoña Carrasco (PP), candidata a la alcaldía de Castellón, y Llanos Massó (Vox)- a cuyas formaciones políticas las encuestas les otorgan mayoría para gobernar el ayuntamiento de Castellón a partir de 2023. Un más que probable relevo en el ayuntamiento en unos meses.
La cruz se construyó en 1944, con el texto “Caídos por Dios y por España”. En 1979 Esquerra Independent de Castellón ya propuso el derribo, pero fue rechazado con los votos del PSPV, PCE y UCD y gracias a la presión popular. Se limitaron a cambiar el letrero por “Víctimas de la violencia”, aunando así a los caídos en ambos bandos durante la guerra civil española.
Es interesante ese dato de 1979, porque los socialistas y los comunistas se opusieron, y ahora los socialistas y los herederos del comunismo no se oponen. Predominaba el deseo de paz social y no reavivar heridas ni enfrentamientos. Ahora, sin embargo, esos partidos se han radicalizado o se dejan radicalizar por otros, que es lo mismo, como es el caso de Compromís.
El PSOE es un partido a la deriva, que ha extendido la táctica de Pedro Sánchez de gobernar a costa de lo que sea, renunciando a principios, prudencia y buen gobierno.
La batalla judicial sigue en pie, de la mano de la presidenta de Abogados Cristianos, Polonia Castellanos. Puede haber sorpresas en este asunto, incluso en las próximas horas.
Pero vayamos a la Memoria Histórica. La Cruz es signo de paz, reconciliación, concordia, perdón. No es probable que los líderes de Compromís hayan recordado la matanza republicana de Castellón en los días 13 y 14 de junio de 1938, más de 200 civiles –hombres, mujeres, ancianos y niños– en represalia por la inminente entrada del ejército franquista en la ciudad, asesinando también en los puestos de mando. Tuvo honda repercusión internacional. Tal vez en Compromís tienen remordimiento por esos hechos, por esas víctimas, que nunca se mencionan ahora en Castellón.
El ayuntamiento de Castellón ha procedido a retirar la Cruz un 3 de agosto, con la ciudad medio vacía por las vacaciones. Con miedo a los ciudadanos. Si aluden a “memoria democrática”, que se recuerden los acontecimientos que menciono y no sólo el franquismo, y que se haga con la máxima participación posible de los vecinos: es un “día histórico” para Compromís –así lo han afirmado–, en que se esconden casi para celebrarlo. No cuadra el doble rasero, el sectarismo revestido de democracia.
En diversas ocasiones he hablado con políticos de diverso signo preguntándoles si creen que Compromís pierde o gana votos con este tipo de actuaciones. Uno me ha afirmado que “fideliza a los suyos, hablan y actúan para los suyos: el resto del mundo les da igual”.
Puede ser que haya una parte de los votantes de Compromís que no estén de acuerdo con la retirada de la Cruz. Sin embargo, todo parece indicar que les seguirán votando, “cerrando filas” y sin castigar las siglas con una abstención para hacer patente el descontento, me afirmaba un político que suele razonar con datos en la mano y con experiencia.
“El día de las votaciones cumplen, van y les vuelven a votar”, tal vez porque comparten otra parte de la ideología de Compromís, que es el nacionalismo y el pancatalanismo, así como el ataque a la libertad de enseñanza.
Compromís está cayendo en las encuestas electorales de estos meses. Se atribuye, sobre todo, a Mónica Oltra y el caso de su marido que abusó de una menor tutelada. Puede ser que el sectarismo de Compromísm esté pesando en una parte de sus votantes.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.