Se han cumplido las previsiones, y la primera semana de septiembre ha sido un aluvión de encuestas y sondeos electorales, a nivel nacional y autonómico. Han llegado incluso con cierta antelación para las previsiones de algunos. Las hay de todos los gustos: encuestas encargadas, encuestas internas... Una “encuestitis” en toda regla: en medicina, como es sabido, “itis” es sinónimo de inflamación o infección.
Las preocupaciones, agobios o urgencias ciudadanas van por otro lado: la inflación, la zozobra ante las pensiones, el paro, el coste desorbitado de la energía, la cesta de la compra. Como ha dicho Ximo Puig, pensemos en la nevera, y ha acertado, al anunciar - ¡ahora, y sin concretar! – una bajada de impuestos. A buenas horas.
Ahora bien, Ximo Puig habrá calculado la publicación de una encuesta interna del PSPV según la cual Podemos podría quedar sin representación en Les Corts, y resulta que podrían gobernar PSPV y Compromís. El podemita Héctor Illueca, vicepresidente segundo, ha saltado, ante lo que es una zancadilla en toda regla de Ximo Puig, a 8 meses de las elecciones autonómicas y municipales. Según esa encuesta, el duelo electoral es un “dobles”: PSPV-Compromís, por un lado, PP-Vox, por otro. Lo de Ciudadanos ya no merece ni explicación, pues está muerto, tanto que ni siquiera Inés Arrimadas sabe lo que hacer a nivel nacional: a los muertos se les entierra, no se intenta una resurrección, porque eso es tarea divina.
La “encuestitis” es un interés de los políticos, de mirar continuamente el posible voto, mirarse al espejo. Salvo unos pocos, les va el sueldo en ello. Tengo serias dudas de la eficacia de tantas encuestas, por el efecto contrario que puede provocar en los ciudadanos, en los votantes. En primer lugar, las encuestas publicadas en medios de comunicación de izquierdas, por simplificar, son positivas para Pedro Sánchez y le auguran que puede volver a gobernar, eso sí, pactando con quien haga falta, y que Vox no le da al PP para gobernar. En otros medios de comunicación, digamos con una tendencia hacia el centro o derecha, resulta amplio ganador el PP gobernando con Vox. Indigna a la profesionalidad independiente de todos los medios: no ser títeres de unos u otros partidos políticos. La publicidad manda demasiado.
El votante recela de las encuestas multiplicadas. ¿Cuántas encuestas internas no se publican porque perjudican al PSPV? Tal vez algunos piensan que el votante se decanta por el ganador en una encuesta. Con la encuestitis, puede que haga lo contrario.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.