Podemos está en ebullición permanente, un volcán reciente en la política española que, si hubiera cedido en algunos postulados radicales, ahora nos estaría gobernando junto con el PSOE de Pedro Sánchez y partidos independentistas.
En el PSOE no le dejaron a Pedro Sánchez ejecutar esos planes alocados, y menos mal, como se viene comprobando por la evolución que experimenta el partido de Pablo Iglesias. Aglutinar sólo por la rabia y el odio antisistema a un conglomerado de personas y sectores sociales tiene demasiados riesgos, como estamos comprobando, llámese populismo o radicalismo de izquierdas.
Es un volcán que arroja continuamente lo que lleva en sus entrañas. Seguro que Pablo Iglesias diría que es un buen síntoma de democracia interna, de debate plural, para revestir una situación compleja en su partido y peligrosa para España, incluidos los partidos que están gobernando en municipios y en comunidades autónomas con el apoyo de Podemos, porque están resultando cómplices del caos.
La diferente concepción que tiene Iñigo Errejón, el número 2, que aspira a reorientar el partido de modo que sea “ganador”, refleja más de lo que parece las divisiones en cuanto a ideas y métodos, pero por ahora gana Pablo Iglesias.
En Andalucía la líder de Podemos, la secretaria general en la comunidad autónoma andaluza y portavoz Teresa Rodríguez ha anunciado que se independiza de Podemos, que el Podemos andaluz es autónomo, invocando que Andalucía es una nacionalidad histórica. Ello supondría que Pablo Iglesias perdería el control en la elaboración de listas para el Congreso y el Senado, entre otras muchas consecuencias, y no es Iglesias precisamente alguien que le guste perder el control, pues tiene dentro de sí un afán totalitario, utilizando la democracia para su proyecto político y –si los españoles se lo permitimos– llegar a compartir Gobierno en España, lo cual espero que no se produzca. Nos suena mucho aquello de “todo por el pueblo pero sin el pueblo”, esencia del totalitarismo marxista aunque nadie lo quiera mencionar.
Casi simultáneamente con el plan de Podemos en Andalucía, en Aragón ha saltado la chispa, a través de Pablo Echenique, preconizando para Aragón la condición de “país con derecho a autodeterminación”, y calificando a España como un país de países. Como aragonés, me asombra que un argentino como Echenique, secretario general en Aragón y además número 3 de Podemos como secretario de organización, lance semejante plan. Ni respeta la historia de Aragón ni, en mi opinión, la percepción mayoritaria de los aragoneses.
Si lanza este plan Echenique es porque quiere aglutinar, más todavía, los votos de izquierdas, incluidos los que van a la Chunta Aragonesista, que es nacionalista. Y el ayuntamiento de Zaragoza, con el podemita (Zaragoza en Común) Pedro Santisteve de alcalde, proclamando que el catalán es lengua oficial en Aragón. Pero el PSOE en Aragón, que tiene la presidencia de la comunidad autónoma, también tiene su parte de culpa, por gobernar con el apoyo de Podemos. El socialista Javier Lambán, que contribuyó a echar a Pedro Sánchez, debería romper con Podemos en Aragón, por una mínima coherencia.
Diversos líderes de Podemos se han lanzado ya a proponer el federalismo en su propio partido. No se debe interpretar como ligereza, sino como un plan estratégico que, en su opinión, prevé que le hará sumar votos, creciendo hacia la izquierda radical y desplazar al PSOE con claridad a nivel autonómico y estatal a una tercera posición en el panorama político español. Pero eso depende mucho también de cómo gestione el PSOE su crisis, no sólo de lo que haga Podemos.
Los mensajes de integración, cooperación y apertura chocan frontalmente con lo que estamos viendo de Podemos, que genera disgregación y atomización, un “cerrar fronteras” que nos recuerda a Donald Trump. Hay puntos de convergencia entre los populismos. Lo que falta es ver si en España triunfa o no la política de Podemos, y de ello serán responsables los partidos que ahora se apoyan -y se aprovechan para ocupar sillones y tocar poder- en la formación de Pablo Iglesias, y sobre todo los españoles con su voto.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.