La cercanía de las elecciones autonómicas y municipales, el próximo 28 de mayo, hace que llevemos ya un tiempo plagado de promesas ¡y eso que todavía no ha empezado la campaña propiamente dicha! Me he acordado de una frase que leí hace tiempo, con sorna y a la vez reflejo de lo que se siente por parte casi todos en estas semanas: “Vota a aquel que prometa menos. Será el que menos te decepcione”.
Si fuéramos anotando las promesas que los políticos están lanzando, soñaríamos que la perfección existe, y que todos y cada uno nos la van a hacer posible. Hay que distinguir las promesas que los candidatos municipales o autonómicos están ofreciéndonos, y calibrar su credibilidad. Desde luego, del actual tripartito en la Generalitat –PSPV, Compromís y Unidas Podemos– no oiremos promesas del tipo siguiente: “prometo defender la libertad de elección de lengua”, “prometo no imponer la ideología de género”, “prometo no aumentar organismos oficiales ni número de funcionarios”.
Sencillamente, está en el ADN de estos partidos políticos incrementar el sector público, imponer la ideología de género a todos los niveles y no respetar la cooficialidad del castellano en la enseñanza ni en los organismos oficiales. Provocaría risa y desprecio que ahora prometieran lo contrario de lo que han hecho en ocho años, con imposiciones crecientes en la enseñanza, la lengua vehicular y una ideología sectaria, que nada tiene que ver con la libertad de los valencianos, porque son imposiciones.
Todos los partidos nos hablan y prometerán libertad y empleo. Lo que es interesante es analizar es su credibilidad a la vista de los años en que han gobernado, o co-gobernado, en municipios o en el ámbito autonómico. Antes que promesas, mencionar logros.
Es fácil prometer. Si se concibe la política como un servicio y un compromiso, en mi opinión todo candidato debería resumir lo que ha hecho estos años. Es más: que su intervención, oral o escrita, parta de lo que ha hecho hasta ahora, antes de pasar a prometer nada. Si en los partidos políticos hubiese más rigor y exigencia, antes incluso de elaborar las listas electorales se podía haber pedido a cada candidato que, en un folio o dos, resumiera lo que ha hecho en estos años, tanto si ha gobernado como si ha estado en la oposición. Que se pudiera evaluar en un Comité del correspondiente partido si es un diputado o concejal vago o trabajador, responsable o vacío, y tomar las decisiones correspondientes. Si hubiera un clima de exigencia en los partidos políticos, se debería evaluar lo que ha hecho cada uno. Políticos que se ganen lo que cobran.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.