En España vivimos tiempos convulsos, de crispación, eso es innegable. Buena parte de esa tensión, que se palpa en conversaciones y reuniones diversas, se debe a que tenemos un presidente el Gobierno, Pedro Sánchez, que todo lo supedita a gobernar él, y pasa por encima de principios, compromisos de ayer, y pacta con filoetarras, independentistas y comunistas lo que sea necesario.
Pamplona pasa a manos de Bildu, las guerras de Rusia-Ucrania y Hamás-Israel… Parecen acumularse las causas de esa tensión.
El hecho de apalear en Nochevieja un monigote de Pedro Sánchez, ante la sede del PSOE en Ferraz, es un botón de muestra que no comparto, pero que tampoco comparto cuando se hace con otros líderes, se queman fotografías públicamente, y el PSOE se mantiene callado. Ahora los socialistas están decididos a ir hasta a los que lo han difundido: las diversas varas de medir conducen a no tener medida ni credibilidad, cavarse su propia fosa, también probablemente electoral.
En este ambiente me llamó la atención que una de las presentadoras de las Campanadas pidiera para 2024 salud mental, y lo justificó. Pensándolo bien, hace falta, y me parece que los periodistas podemos contribuir a ello, informando con rigor y realismo, sin sensacionalismos: informar con rigor contribuye al sosiego, no se trata de ocultar trapisondas, enredos y piratadas, porque eso sería infantil y un crimen contra la profesión periodística.
No es bueno vivir del pasado ni ampararse en el futuro: el presente es lo que importan, hacer cada uno ahora lo que pueda, porque el futuro no está escrito, y tampoco podemos sustituir a 8.045 millones de personas que ahora hay en el mundo. Uno puede responder de sus actos y de sus omisiones, y de las consecuencias en los demás: nada más, y nada menos.
He de reconocer que, al escribir esta primera columna de 2024, me asaltan muchos recuerdos de 2023 y deseos para este año que acabamos de empezar, casi en forma de cascada. Tiene sus ventajas y sus riesgos, porque hay que ordenar y seleccionar lo que hemos vivido y lo que uno espera para este año: hay de todo, lo importante es vivir el presente. Ni se vive de recuerdos ni se vive de proyectos: siempre manda la realidad del “hoy”, que exige esfuerzo: nada es gratis.
También ayuda tener planes, siempre que sean realistas y seamos capaces de ser constantes: en este sentido, admiro a Rafa Nadal desde hace años, y ahora por su regreso victorioso ante Thiem, porque expresa magníficamente el espíritu de superación, el optimismo realista. Actitud útil ante la vida, el trabajo, la familia: sin utopías, tener objetivos realistas. Lo realista no equivale a lo fácil: de ahí provienen muchos errores y desasosiegos.
Respeto a quienes eligen frases de personajes célebres o consideraciones profundas-impactantes-grandilocuentes, ya sea en el caso de colegas que escriban o expresen de algún modo en estos días, ya sea cualquier persona en redes sociales, para el comienzo del año. Alguna vez son pensamientos que concentran sabiduría, o reflejan ideales, que siempre es bueno, pero otras veces juegan con palabras que, como fuegos artificiales, se esfuman, porque buscan el efectismo vacío, o intentar dar la imagen de persona cultivada. ¡Aunque un 10 a los cuatro castillos simultáneos de fuegos artificiales de Valencia, para entrar en 2024!
A veces tiene más sabiduría una persona sencilla, un comerciante, un panadero, una limpiadora, un camarero, un agricultor, una enfermera, que un catedrático, un escritor famoso, o un periodista que parece captar el mundo y dar recetas para todo desde una columna como esta. Lo expreso con sinceridad: los columnistas corremos el riesgo, y más con el paso de los años, de creer que sabemos de todo, que podemos opinar de casi todo, y eso nos aleja de los lectores y de la realidad. La experiencia traiciona a veces.
Huyo de las frases grandilocuentes. Me gusta la realidad, lo sencillo, lo cercano. El espíritu deportivo de Nadal y de Simeone, con su “partido a partido”. En un clima nacional e internacional tan tenso y con unas guerras que nos afectan a todos, cultivemos el espíritu de superación en el HOY, lo asequible para nosotros. ¡Feliz 2024!
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.