En plena campaña electoral para el 9-J, hay datos que tienen un interés considerable y que no se suelen saber. Por ejemplo, que el Estado pagará a los partidos políticos 32.508,74 euros por cada escaño que consigan en estos comicios europeos. Además, aquellos que alcancen representación en la Eurocámara recibirán también 1,08 euros por cada voto cosechado. Demasiado premio. Se entienden ciertos nervios “pesebristas”.
Las encuestas coinciden bastante –salvo, como siempre o casi siempre, la del CIS de Tezanos, expresando “deseos”, que da como ganador holgado al PSOE– en dar como ganador al PP, un PSOE que se mantiene, un Vox fuerte, un Sumar flojo, un Podemos intentando rehacerse. En el caso de Sumar, la coalición de Yolanda Díaz podría llevarse el cuarto batacazo seguido, tras Galicia, País Vasco y Cataluña, beneficiando al PSOE.
Como casi todas las campañas electorales, la lista de incontinencias verbales, búsqueda de votos a la desesperada y movilización de cualquier recurso demagógico producen risa, pena y hasta una clara carencia de ética. La demagogia nos inunda y hasta repele, aunque la duda que queda es que tal vez surte cierto efecto.
Patricia Puerta, portavoz socialista en el ayuntamiento de Castellón, ha denunciado a la Junta Electoral Local el convenio del estadio Castalia y el Festival del Viento, por ser propaganda electoral. ¿Gobernar en campaña electoral es hacer propaganda? Queda en muy mal lugar Patricia Puerta: criticar por criticar, sin rigor, es cavar su propia fosa, y tal vez de los hipotéticos votantes socialistas, junto al desdén de los demás partidos políticos, por ejemplo el de Vicent Sales, portavoz del PP en el consistorio.
Otro ejemplo de demagogia, vaciedad y sectarismo es el de Vicent Marzà, número 3 de lista de Sumar, que fue ocho años conseller de Educación, con una política educativa sectaria y en contra de la libertad. Este ciclista, pequeño de estatura, basa su campaña en criticar al actual gobierno valenciano PP-Vox, diciendo que “sinceramente, en un año no se podía hacer peor”, recortando la transparencia y manipulando la televisión pública ¡y que nos puede llevar a perder fondos europeos!
Marzà busca, como el PSOE, asustar a los votantes ante el crecimiento de los “ultra conservadores”, y pide una ley de memoria democrática, a nivel europeo, para que quede claro “quiénes fueron los verdugos”. ¡Ojo, que ese mensaje de manipulación y miedo le funcionó a Pedro Sánchez en las elecciones generales del 23-J! No es mucho pedir: rigor a los políticos, y sentido crítico a los votantes.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.