2026 puede ser mejor

Puede ser útil, al acabar el año 2025, valorar qué queremos o esperamos en 2026. Alguno, con humor, puede decir simplemente: “Que me quede como estoy”. Y tal vez es realista para una vida cotidiana, sin estridencias, sin enfermedades, sin zozobras laborales. Pero suena demasiado llano. Aspiramos a algo más que a sobrevivir.

El mero cambio de calendario no cambia nada, o casi nada. Lo que puede cambiar es nuestra actitud o ánimo con el que empezamos 2026. Por mi parte, me repelen frases grandilocuentes del estilo: “Solo es imposible lo que no se intenta”. No es que rechace todo proyecto u objetivo, sino que lo más sensato suele ser intentar proyectos realizables, realistas, porque de grandes frases o proyectos megalómanos surgen grandes batacazos personales y económicos.

Respeto los miles de brindis o textos de whatsapp que vamos a hacer o enviar en estas horas. Seguro que algunos son mejores que el que yo ofrezco: “2026 puede ser mejor”. Es sencillo porque abre la puerta a avanzar, mejorar, con pasos pequeños, y con un montón de pasos puede llegar algo también de entidad, pero a base de minucias.

Puede ser mejor que 2025, y en ello interviene nuestra actitud, y también lo que nos deparen nuestros parientes, colegas o la salud. Vengan infortunios o no, mucho depende de cómo se afrontan, aunque es evidente que lo grave o trágico no entra en ninguna previsión ni cábala.

Reflexionando en estas ideas que pueden servir a algún lector, aparte de a mí mismo, hay una inversión que es muy rentable, diría que la mejor: la familia.

En estos días hemos disfrutado, una vez más, de la familia. Comidas y cenas, viajes para estar o ver a la familia, llamadas telefónicas o videollamadas cuando la reunión es imposible –muchas veces porque la familia es muy numerosa y dispersa por la geografía-, nos dejan una renovada convicción de que la familia es insustituible. No son formalismos: la queremos. 

Entre mis amigos el récord de familia reunida en la cena de Nochebuena es de ¡79 personas! Yo le digo que es casi un colegio más que una familia. Me ha enseñado fotos de la cena, y las caras lo dicen todo, y no parecen precisamente “caras de foto”.

Tras la vida, la familia es lo primero. Y en el fondo nos queda el deseo de estrechar el trato con alguien de nuestra familia, por los motivos que sean. No porque haya distanciamiento afectivo, sino por razones profesionales o geográficas que van dilatando la convivencia. 

Lo dijo Walt Disney: “Un hombre nunca debe descuidar a su familia por los negocios”. Y el cantante Paul McCartney: “Al final, el amor que recibes es igual al amor que das”.

Empecemos 2026 con buen pie, al menos con una esperanza renovada. ¡Feliz Año Nuevo 2026, en familia, con la familia y esmerándonos por poner de nuestra parte todo lo que la fortalezca! 

 

Foto de Julia Larson 

  • Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
    Escribe, también, en su web personal.