Es evidente que en las aulas valencianas se está llevando a cabo un adoctrinamiento lingüístico, ideológico, cultural e histórico, y eso es algo muy grave. No es un asunto de trifulcas entre partidos políticos, que lógicamente han de intervenir en el debate, sino sobre todo de los padres, que son quienes deben elegir con libertad si sus hijos estudian en valenciano o castellano, recibiendo en todo caso sus hijos una enseñanza de calidad a todos los niveles, que respete las ideas, el idioma y una historia ajustada a la realidad, no deformada por intereses partidistas de adoctrinamiento. Soy aragonés, y cuando oigo que se habla de la “corona catalana-aragonesa” me chirrían los oídos, porque lo que existió fue la Corona de Aragón.
No lo digo yo, lo ha dicho el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana sobre la ley de plurilingüismo: no se ha respetado el derecho de los padres a elegir el idioma, y por tanto estamos ante un flagrante caso de adoctrinamiento injusto e ilegal. No cabe margen a la interpretación, sino que hay que aplicar lo que la Justicia sentencia. El adoctrinamiento es una realidad incuestionable. Quienes deben reaccionar – y no lo hacen con la suficiente convicción – sobre todo son los padres, sin permitir la imposición por parte de los directivos docentes ni siquiera del Consejo Escolar ni del APA. Es un derecho de los padres. Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, “adoctrinar” es “inculcar a alguien determinadas ideas o creencias”, y es lo que está sucediendo en contra de la libertad.
Los cerebros y ejecutores de este adoctrinamiento tienen dos nombres propios: Mónica Oltra, consellera de Igualdad y Políticas Inclusivas y vicepresidenta del Consell, y Vicent Marzà, conseller de Educación. Oltra no para con el fin de imponer la ideología de género a todos los niveles, ideología que no comparten miles de padres, probablemente la mayoría, pero no se les permite elegir. Marzà impone el valenciano, aparentando ser “un joven abierto”, como cauce para imponer deformaciones históricas y culturales. Compromís abandera el adoctrinamiento.
El PP ha puesto en marcha la campaña “No al adoctrinamiento en las aulas”. Carles Mulet, senador por Compromís, ha saltado muy agresivamente, calificándola como una campaña de “incitación al odio”, y asociándola ¡al fascismo y a Millán-Astray! Y pretenderán calificar como adoctrinamiento enseñar religión. ¿Quién es fascista? Los padres son y deben ser los protagonistas: que hablen y reaccionen.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.