De nuevo malabarismos de Susana Díaz, ahora sobre la Memoria Histórica, alegando que es partidaria, pero pide una Memoria Histórica “que no mire hacia atrás”, y que las normas no deben servir “ni para confrontar ni para enfrentar”, poniendo como ejemplo las normas andaluzas y justo cuando el PSOE quiere sacar los restos de Franco de la basílica del Valle de los Caídos. Unas palabras de la líder andaluza que pretenden distanciarse de Pedro Sánchez, a la vez con habilidad para cortejar a los que propugnan una vuelta hacia atrás de modo permanente. No es una cuestión prioritaria para los españoles, pero para ciertos sectores políticos sí lo es. En los gobiernos de Felipe González –y eso que estaba más reciente Franco– no se prestó ninguna atención a estas cuestiones ni la sociedad lo pedía. Ahora la sociedad no lo pide, pero ciertos políticos están empeñados. Sospechoso: gato encerrado.
En sí misma la expresión “memoria histórica”, ya acuñada, es un contrasentido. Toda memoria es histórica por definición, pues en caso contrario no es memoria. A su vez, lo histórico abarca el pasado y el presente, también por pura definición.
¿Por qué ese empeño del PSOE ahora? Es una maniobra electoral más para arrebatar votos a Podemos y a Izquierda Unida, a la vista ya de unas inminentes elecciones autonómicas y municipales, y gobernando en España –según ha anunciado Pedro Sánchez como intención– hasta 2020. Nos esperan muchas sorpresas a los ciudadanos en estos meses, ante la perplejidad de unos, el enfado de otros y el desdén de otros. Hay que desenmascararlo.
Habría que saber en qué medida molestan los “recuerdos” vinculados a los 40 años de Franco o más bien la religión. Molestan las cruces, y parece que mucho, a ciertos ayuntamientos. Un botón de muestra lo tenemos en La Vall d´Uixó, con la polémica retirada de la cruz de la plaza de la Paz: unos pocos intentaron recoger firmas para que se retirara, pero dejaron de recogerlas ante el sonoro fracaso; el ayuntamiento decidió retirarla, y los vecinos se movilizaron a millares manifestando su oposición, invocando también que el asunto se zanjó en La Vall en 1979 siendo alcalde un comunista. Pero no: el peligroso “todo por el pueblo sin el pueblo” ha regresado.
Zapatero sacó adelante la ley de Memoria Histórica. Ahora se reaviva y acentúa. Tal vez se ve una ocasión única para hacerlo, con fines inconfesables, porque la mayoría ciudadana no lo pide. De paso intentan distraernos de los problemas reales del país.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.