Escribo estas líneas para quien desee razonar conmigo dos minutos, sin complejos. El desnudo en la plaza Mayor de Castellón, el pasado sábado, de un componente de un grupo musical –cuyo nombre no mencionaré para no darle publicidad y porque un grupo musical tiene otras características-, en un acto en teoría de apoyo a las Normes de Castelló de 1932 y en la práctica de apoyo total al independentismo catalán, se puede considerar anecdótico o sintomático: yo lo considero sintomático.
El exhibicionismo sexual suele tener una buena dosis de complejos, de quien lo hace o lo fomenta. Lo grosero es defendido por algunos como signo de una cierta izquierda liberada de complejos sexuales, cuando en realidad tiene complejos que debería analizar. El desnudo tiene su sitio en una playa nudista o en locales cerrados sin permiso para menores. Si viéramos a un hombre desnudo paseando por las calles de Castellón, lo normal es llamar a la policía y que le detengan por exhibicionismo: pero como el acto del sábado estaba patrocinado por el ayuntamiento, llamar a la policía hubiera sido inútil, aunque algún asistente estuvo a punto de hacerlo. Compromís ha descalificado, sin argumentos, a quienes critican el desnudo: traspasar el buen gusto y la educación se denomina “progresismo”, cuando en realidad es retrógrado porque va contra lo que consideramos civilización. Los socialistas callan, dejan hacer de nuevo.
El desnudo molestó a algunos independentistas que estaban ahí. Consideran que es un flaco servicio al independentismo incluir ese acto nudista, pues entre los independentistas también hay muchos con un mínimo de sentido común. Es un espectáculo pagado con el dinero de todos, con asistencia de familias con menores de edad. El ayuntamiento sabía que molestaría a muchos castellonenses –tal vez la mayoría, a tenor de lo visto estos días en las redes sociales– y el estilo del grupo musical. En Compromís hay quienes pretenden imponer una cultura de ruptura en vez de respeto plural en búsqueda de la calidad: en mayo hablarán las urnas.
El grupo musical ha declarado su “sorpresa” por la indignación, alegando que lleva 15 años actuando. No quiero averiguar en qué lugares, aunque sería de cierto interés. Ni es arte ni es entretenimiento ese desnudo en una plaza pública: tal vez ese grupo tiene complejos sobre su calidad musical y opta por provocar, polemizar para esconder carencias. Complejos, complejos, complejos y más complejos.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.