El pánico se ha adueñado del PSOE, y va en aumento. La causa no son las encuestas o sondeos, sino que el pavor en el seno del partido a Pedro Sánchez, a su personalismo egoísta y vengativo: no le importa el partido, sino sólo él, primero él, después él y siempre él.
Los socialistas no se creen, en absoluto, a Tezanos y sus encuestas del CIS. No ofrecen el resultado que se huele en la calle, de auténtica caída libre ante los próximos comicios del 26 de mayo. Un significativo botón de muestra son las encuestas para la capital, distintas claro está a la del CIS: en Madrid el PSOE sería el quinto partido, por detrás de Vox.
Como los líderes socialistas están convencidos de que Pedro Sánchez sólo piensa en él pero saben que tiene una supervivencia a prueba de bomba, siguen temiendo que convoque elecciones generales cuando le convenga a él. Y si piensa que le conviene hacerlo el 26 de mayo para hacer un órdago y que quede difuminado su resultado, lo puede hacer.
Se equivocó Pedro Sánchez al no convocar las elecciones pronto tras la moción de censura, que indudablemente le hubiera salido mejor que el más que previsible desgaste del apoyo en los independentistas. Su núcleo duro Redondo, Ábalos, Calvo o no le aconsejó bien o no le hizo caso.
Quienes echaron de la secretaría general a Pedro Sánchez saben que va a por ellos. Lo que le ronda en la cabeza a Pedro Sánchez inquieta, y mucho. No le afecta la manifestación del pasado domingo en Madrid pidiendo elecciones generales ya, porque eso es lo que la mayoría de los españoles piden.
Ábalos dijo ayer que se sabría pronto algo sobre las elecciones generales. Sigo pensando que Sánchez intentará llegar a 2020, o como mucho convocarlas en octubre de este año. Piensa que se puede presentar con el aval de no haber claudicado con los independentistas. Sánchez podría hacer purga como quiere hacer en el PSOE tras el 26 de mayo. Y los independentistas saben que de Sánchez pueden sacar mucho más que con cualquier otro presidente del Gobierno. No creo que lo haga ni el 14 de abril, ni el 28 de abril, ni el 26 de mayo, pero imposible adivinar lo que puede hacer Sánchez.
Mientras tanto, las cábalas del resto de socialistas se dirigen a las elecciones locales, autonómicas y europeas del 26 de mayo. Perciben que la política de Pedro Sánchez va a hundir a los socialistas, tal vez como nunca en un ámbito local o autonómico, donde pesa muchas veces más el nombre de los candidatos locales o autonómicos que las siglas del partido.
Hacia dónde irán los votos socialistas el 26 de mayo es un enigma. Por encima de las fugas a Podemos o Ciudadanos, los líderes socialistas están convencidos de que muchos votantes socialistas se abstendrán, como opción que plasme el desencanto hacia el PSOE sin querer potenciar a Podemos o Ciudadanos. Pánico total.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.