Iguales y diferentes a la vez y en lo mismo
Tras años de hacer hincapié en la igualdad parece que la diferencia reclama sus derechos. Una sociedad se empobrece cuando obliga a todos a seguir el mismo modelo educativo. Que un gobierno corte de entrada un camino que puede ser apto para cultivar la diferencia supone falta de respeto por la singularidad de las personas.
En este siglo en Europa se reabre el debate acerca de la coeducación. Nadie duda de que estén juntos los niños y las niñas en preescolar o en la Universidad. La discusión se centra en la época de la pubertad, esos años donde el itinerario afectivo, intelectual, los modos de aprendizaje y la conciencia de la propia sexualidad de chicos y chicas evolucionan de manera diversa. No se trata de mayor o menor inteligencia, sino de una distinta capacidad de concentración, de una más rápida maduración intelectual en las niñas, de una mayor violencia del despertar de su sexualidad en los chicos. Los estudios evidencian de que en materias como las matemáticas o la lengua donde las chicas tienen grandes posibilidades, las aprenden mejor si en clase son sólo alumnas, en estos casos, la separación beneficia a las mujeres.