Esperando a Puigdemont

La tarde del martes fue frenética a la espera de la comparecencia de Puigdemont. Y ahora seguimos a la espera del requerimiento para que aclare si ha declarado la independencia.

Todo el mundo estaba a la espera el martes. El retraso de su intervención nos llevaba a estar pendientes de diarios digitales, radio, televisión y mensajes que nos llegan en estos días como un auténtico bombardeo a través del whatsapp.

Una vez que intervino el presidente Puigdemont –todavía presidente-, unos y otros preguntando si había declarado la independencia de Cataluña o no en su comparecencia. Eso de asumir el referéndum del 1-O y, a la vez, suspender su entrada en vigor no cuadraba.

Cataluña sin miedo

De la multitudinaria manifestación en Barcelona el pasado domingo día 8, queda la conclusión de que los catalanes anti-independentistas, por fin, se han quitado el miedo a manifestar en las calles su postura. Es la primera gran manifestación, ya en una fase muy crítica del proceso independentista. Más de un millón según Sociedad Civil Catalana, organizadora de la manifestación, y entre los manifestantes euforia, menospreciando la cifra de los 350.000 que aportó la policía local.

Hace falta una Cataluña sin miedo, aunque en la convivencia diaria los catalanes no independentistas –que son la mayoría– han sufrido, sufren y sufrirán insultos, amenazas e intentos continuados de vulnerar sus derechos. Tengo familiares en Cataluña, amigos y colegas, que sí han sido y son valientes en esa convivencia diaria, y algunos que son independentistas no utilizan amenazas ni violencia: tendríamos que ver cómo actuaríamos quienes vivimos en otras zonas de España.

Yo estuve allí

AYER LA GENTE DE ORDEN “PETAMOS” BARCELONA (yo estuve allí nadie me lo ha contado)

Yo estuve alliYa sé que todos nos consideramos gente de bien y de orden, pero todos no lo son. La gente de bien y de orden es la gente que quiere paz, que su preocupación principal es el trabajo y la familia y que no tiene sueños revolucionarios, ni está con proyectos excluyentes, ni se siente dentro de una democracia madura subyugado a ningún estado opresor y lo único que pide es la convivencia, no la victoria de nada ni de nadie.

Gaetà Huguet i Breva

Gaetà Huguet i Breva, gran patrici castellonenc

Castello de la Plana, novembre 2007*

L’home i el seu context

Gaetà Huguet i Breva va naixer en Castello de la Plana el 24 de juliol de 1848, en la plaça Vella nº 4, lloc a on es troba hui l’edifici del Mercat Central, junt a la plaça Major. Fill de Ramon Huguet Gimeno, vingue al mon en el sí d’una familia acomodada, dedicada al começ i propietaria de terres rustiques i urbanes, en una de les rendes mes importants de la provincia.

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Certezas y enigmas catalanes

La certeza es que no se celebrará el referéndum, o solamente un simulacro, una farsa sin sentido ni valor alguno. Los enigmas son muchos más.

Como no podía ser de otra manera, el Estado de Derecho se ha puesto en evidencia con eficacia. Aunque curiosamente los líderes catalanes lanzan la responsabilidad contra Mariano Rajoy y avisan de que los catalanes no olvidarán lo que está haciendo estos días, en sentido contrario Pedro Sánchez ha sentencidado que Rajoy no ha hecho nada y ha sido obra de los tribunales. ¿Rajoy o los tribunales, en qué quedamos? Más bien, los dos.

Cataluña está viviendo un tiempo de máxima tensión, y continuará durante un tiempo considerable. Algunos mencionan el clima independentista y violento que hubo en el País Vasco como referencia, esperando que también en Cataluña –aunque con características muy distintas a los episodios vividos en tierras vascas– se vayan apaciguando las aguas. Ojalá sea así, y que no se tarde tantos años.

La espiritualidad del sufrimiento

Sufrimiento El sufrimiento es inseparable de la condición humana, y ninguna ciencia, ninguna técnica, ninguna filosofía podrá erradicarlo jamás de nuestra vida: como la sombra que proyecta el caminante en su andar, el sufrimiento nos acompaña siempre allá donde estemos, y sean cuales sean las disposiciones que tengamos. Compartimos con los animales el dolor físico; pero es exclusivo de los hombres el dolor moral, el más profundo y el que más nos hace sufrir. El animal no tiene autoconciencia, y su dolor es ciego, sin connotaciones dramáticas; el dolor del hombre, por el contrario, va empapado de la inquietud torturante del pensamiento, del sentimiento y del deseo, que intensifican el sufrimiento hasta el límite de la desesperación y de la tristeza.

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