Ataque en TV3

La sátira de la Virgen del Rocío en el programa ‘Està passant’ de TV3, el 4 de abril, “casualmente” en plena Semana Santa, merece unas líneas. La superficialidad o los complejos pueden llevar a no llamar las cosas por su nombre, o el temor de que se nos califique como enemigos de la libertad de expresión. Entre la cobardía y la ingenuidad, muchos tienen pánico a pensar y a expresar sus opiniones, y crece el insulto.

El director del programa, Toni Soler, ha rechazado pedir perdón por esa sátira, que a muchos ha parecido irrespetuosa, irreverente, falta de respeto a Andalucía, y a mí también me lo parece. El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, así lo consideró, “falta de respeto”. También protestó la portavoz de Adelante Andalucía, Teresa Rodríguez. Y en un comunicado la diócesis de Huelva. Judit Martín, ataviada como la Virgen del Rocío, con un muñeco simulando al Niño Jesús, se expresó de modo soez. Si en España algunos tienen especial sentido del humor son los andaluces.

Ha protestado la Federación de Entidades Culturales Andaluzas en Cataluña. El Consell de l’Audiovisual de Catalunya está analizando las cuatro quejas existentes “por ofensa religiosa”. También ha recibido rechazo de la Conferencia Episcopal Tarraconense, y de colegas periodistas como Carlos Herrera o Ana Rosa Quintana. Pero casi nada es casual. El presentador de ese programa, Jaïr Domínguez, publicó un ‘tuit’ diciendo que tiene “predilección por hacer mofa de sectas controladas por pederastas”. Es la clave.

El sentido del humor es excelente y muy conveniente cultivarlo. Los andaluces –más de un millón emigraron a Cataluña en las décadas de los 60 y 70– se llevan la palma, con gran diferencia, y no lo valoran como “humor”. No voy a entrar en provocar o sugerir a ese programa que haga una sátira de alguna advocación mariana especialmente querida en tierras catalanas, también muy queridas por mí, ni de otras devociones a la Virgen muy extendidas en España. Ni de otras religiones, como alguno ha sugerido.

La ofensa y la ridiculización están en la raíz de la parodia. No es ético ni profesional revestir de humor la bilis contra la Iglesia Católica. Se está queriendo poner de moda el insulto sistemático a la Iglesia Católica, porque sale gratis y sin reacciones violentas. A la vez, parecen haberse “entronizado” cuatro ámbitos culturales en los que no cabe ninguna broma: el feminismo, la homosexualidad, el racismo y la ecología. Interesante fenómeno para reflexionar un poco: defender los derechos de los católicos y desenmascar un sentido del humor con una intencionalidad sectaria.

 

  • Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
    Escribe, también, en su web personal.