El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, como todo dictador, se agarra al poder con todos los recursos, porque la caída de una dictadura puede afectar a personas y bienes, y eso es una experiencia mundial, amparándose en la venganza o en la justicia, porque de todo ha habido en el mundo, y no hace falta recordar ejemplos.
Hay más de 400.000 venezolanos en España. Siguen viniendo a nuestro país. Algunos vienen como “avanzadilla” familiar, para facilitar el traslado al resto de la familia. Conozco a varios venezolanos: los hay titulados superiores –médicos, por ejemplo– o sin cualificación. Coinciden en afirmar que Maduro no se irá, sino que hay que echarlo, y cuanto antes mejor.
Tengo la sensación de que, tras estas elecciones fraudulentas, Maduro no va a aguantar. Desde luego, no tiene sentido convocar nuevas elecciones, pues ya se sabe cómo las amaña, empezando por impedir el voto a los millones de venezolanos que se han ido del país. Es una crueldad tras otra.
Ahora, cuando la oposición presenta datos tras obtener el 80% de las actas electorales aportando un resultado ganador y muy distintos de los resultados que Maduro esgrime, cuando Maduro está deteniendo a miles de venezolanos, tiene el cinismo de convocar un congreso mundial contra el fascismo en Venezuela.
Al leerlo, de entrada he pensado que es tan absurdo que no podía ser cierto. Lo he vuelto a leer y mi asombro se ha incrementado. “Vamos a hacer aquí en Venezuela, epicentro mundial de la lucha contra el fascismo, el gran congreso (…) para nutrirnos de las ideas, las propuestas y afinar las estrategias de Venezuela que está defendiendo su derecho a vivir, a la paz, al futuro”.
Maduro tiene el cinismo de identificar la oposición política mayoritaria venezolana con el fascismo, y él atribuirse el papel de democracia en apuros. No se me ocurre otra palabra más apropiada que la de “cinismo”.
Según el Diccionario de la RAE, cinismo es “desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables”. Le viene el término como anillo al dedo a Maduro y su iniciativa de presentarse como víctima del fascismo. ¡No reconoce que el pueblo soberano le ha dicho que deje el poder, y encima organiza un congreso mundial sobre el fascismo!
¿Quién le habrá sugerido a Maduro organizar ese congreso? He pensado que ha sido Zapatero el “cerebro”, en esa labor oscura y vergonzosa para España de apuntalar a Maduro, ser cómplice de lo que está sucediendo. Resuena todavía la acusación de Isabel Díaz Ayuso de que “Zapatero tiene mucho que callar en Venezuela”.
Cuestión interesante es ver cómo van a reaccionar los países de los cinco continentes ante la convocatoria de ese congreso sobre el fascismo. Por supuesto que lo apoyarán Cuba, Rusia, China y Corea del Norte, tan amantes de la democracia, pero esperarán a que algún “tonto útil” se apunte antes. Los países normales, democráticos, deberían descalificar pronto esa iniciativa de Maduro, sin prolongar el cinismo, la agonía y la dictadura. El congreso no tiene fecha, pero pueden ya desactivar esa maniobra de distracción cínica y bananera.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.