Primer juicio en España contra dos voluntarios pro-vida, por su actividad en defensa de la vida, aunque quien les ha denunciado habla de “increpar”. En el Juzgado de Instrucción nº 8 de Zaragoza, 31 de mayo de 2022. ¿Quién les ha denunciado a estos dos voluntarios de AMAVI, dos octogenarios, la asociación pro-vida en que colaboran? Ha denunciado la gerente de la clínica ACTUR, abortista, que tiene al lado un local de la mencionada asociación.
No me lo podía creer, la verdad sea dicha, pese a la reforma, este año, del artículo 172 del Código Penal, por el que se puede condenar a quienes defienden la vida por coacciones. En el periodismo tenemos el riesgo creciente de no acudir a las fuentes, estar en los sitios o hablar con las personas implicadas: nadie tiene capacidad para hacerlo en todas las materias, pero sí en las que más nos importan, o que tienen mayor repercusión para la sociedad. Y el aborto es una gran tragedia, por mucho que se quiera envolver, esconder, disimular o justificar. Decidí hablar con la presidenta de la asociación AMAVI, Margarita Cabrer. Jugosa conversación.
Margarita Cabrer me dijo que es falsa la acusación, que no “increparon”, y que están muy tranquilos porque la denuncia ¡es de antes de la reforma del artículo 172 en febrero pasado! Me dijo que quienes sufren coacciones y violencia son los de la asociación, con rotura de cristales y lanzamiento de huevos, que denuncian siempre a la Policía. También, que los voluntarios se ofrecen a asesorar a quienes van a abortar, hablar con esas mujeres tan frecuentemente desesperadas, y facilitan información, siempre yendo dos voluntarios por razones de seguridad, en este caso dos octogenarios. Así mismo, que es una entidad fundada por mujeres en su totalidad, que no tiene ni quiere tener “socios” sino “voluntarios” que se impliquen con su tiempo; que no es confesional y que atiende a personas de todo tipo de religiones o no creyentes; que no quieren ni solicitan subvenciones, para ser más libres. AMAVI hace una gran labor pro-vida.
La presidenta me contó muchas cosas más, pues sabe mucho de la actividad de las clínicas abortistas. Textualmente, me dijo que, ya que hablan de “clientes” en vez de “pacientes”, sería bueno averiguar muchas actuaciones. Ella va reuniendo pruebas. No le amedrenta ni la denuncia ni la rotura de cristales. Literalmente, “se ríe” de la denuncia de la gerente, que parece que ve peligrar el negocio. La vida tiene derechos, aunque hay una campaña orquestada para asustar y castigar a los pro-vida: penoso.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.