LA CUMBRE

La Cumbre de la OTAN que se clausuró ayer en La Haya iba a ser un encuentro de enorme importancia para el mundo y en especial para los 32 miembros de la Alianza, ya que había que desvelar qué grado de implicación en la defensa europea iba a mostrar Trump, hasta qué punto Europa estaría dispuesta a fortalecer su defensa en un momento en que Rusia seguía mostrando su agresividad, que China se presentaba amenazadoramente en el horizonte como posible primera potencia, y que el conflicto en Oriente Medio estaba recrudecido.

La grandiosidad de la reunión quedó parcialmente empañada por la actuación de tres de sus principales protagonistas: el Secretario General de la Alianza, Mark Rutte y los presidentes Sánchez y Trump.

El Señor Rutte que fue Primer Ministro de los Países Bajos durante 14 años (2010-2024) estuvo excesivamente pendiente en contentar a su principal jefe, el Presidente de los Estados Unidos, a quien alabó por su "extraordinario bombardeo de Irán" y por haber logrado "que Europa participara a lo grande" en el fortalecimiento de la OTAN contribuyendo de forma unánime y anualmente con el 5% del PIB de cada país, progresivamente hasta 2035. Claramente sonrojante, aunque cuando menos, Rutte consiguiera causar buena impresión a su "jefe" que no dio la espantada siempre posible en este inconstante líder.

De nuestro Presidente, ¿qué les puedo contar que ustedes no sepan ya? En La Haya hizo un show total. Firmó a regañadientes el documento final comprometiéndose con el 5% de gasto, aunque aclarando a renglón seguido que logrará alcanzar ese objetivo con un gasto del 2,1% de nuestro PIB, una afirmación que era toda una burla a los restantes aliados, algunos de los cuales como Alemania, Reino Unido o Francia duplican nuestro PIB y como consecuencia también duplican su contribución a la OTAN. Algunas voces irónicas, como las de los Primeros Ministros belga o italiana dijeron que si Sánchez conseguía semejante porfía seria todo un genio. Es como si solo España tuviera programas de bienestar social que atender.

Lo cierto es que Sánchez no tiene nada contra una OTAN fuerte pero si tuvo que insistir en el 2,1% fue por meras razones de supervivencia política. Aceptar el 5% -como lo hizo según el memorándum final- sin gestos adicionales, le hubiera hecho perder el favor de muchos de sus aliados tales como Sumar, ERC, JUNTS, BILDU…y, por tanto, perder también su asiento en La Moncloa.

De ahí también los desaires hacia Trump, el aislamiento voluntario en la foto de familia en que un solo paso más a la izquierda y no hubiera salido en la foto. Recordemos las carreras de Sánchez por los pasillos, persiguiendo a Biden en anteriores Cumbres. Está vez pudo permitirse el lujo de huir de Trump como de la peste. Teatro.

Y Trump, que ya iba instruido sobre España en el vuelo hacia La Haya, acabó amenazando con duplicar los aranceles con España en su comercio bilateral. Mal enemigo Donald Trump aunque inconsistente y, en todo caso, efímero.

Una Cumbre poco memorable. Para España nefasta; nos ha aislado de nuestros aliados, ha debilitado nuestra credibilidad y en último término, nuestra defensa. Veremos si Ceuta, Melilla, las Canarias y las Baleares quedan o no bien protegidas.

Nuestra operación diplomática fue de lo más torpe. A ningún aliado le venía bien contribuir con el 5%, pero no se dedicaron a cacarearlo sino que firmaron esperando ver el desarrollo de los hechos en los próximos años. En 2035, las personas y las cosas pueden haber cambiado drásticamente. Los líderes de hoy, probablemente no lo serán en diez años y las exigencias del 5% probablemente habrán caído en el olvido.

Penosa Cumbre la de La Haya. Quizá Sánchez vuelva a España sacando pecho ante sus socios y pensando que nos hemos olvidado de la corrupción. Difícilmente va a ser así: la cascada de sentencia va a empezar pronto y veremos hasta dónde llega.

Imagen: ABC

  • Jorge Fuentes Monzonís-Vilallonga es Master en Ciencias Políticas y Económicas y Derecho. 
    Diploma de Altos Estudios Internacionales. Embajador de España en Bulgaria en 1993. 
    Primer Embajador de España en Macedonia en 1995. 
    Embajador de España en Bruselas WEU en 1997, entre otros cargos.