Begoña Gómez, la mujer de Pedro Sánchez, investigada (imputada) desde hace más de un mes. Cuando el presidente hizo pública su carta a los españoles planteando su posible dimisión, ya sabía que un juez había atribuido a Begoña Gómez la condición de investigada.
Esto haría dimitir a cualquier político con algo de dignidad. Pero Pedro Sánchez, hace ya años, nos ha demostrado que no tiene dignidad, que le obsesiona el poder.
Hace ya mucho tiempo que muchos daban por amortizado y acabado a Pedro Sánchez. También hay, desde hace años, quienes hablan de una desaparición o irrelevancia del PSOE, como ha pasado con el partido socialista estos años en Grecia, Francia o Italia.
A la hora de opinar o vaticinar, hay que distinguir lo que son preferencias-deseos de realidad en cada país. Y, en efecto, también en este asunto “Spain is different”, porque en otros países sería inconcebible que sobrevivieran Pedro Sánchez y el propio PSOE tras los casos de corrupción de los EREs en Andalucía, el caso Koldo, la confirmada imputación de Begoña Gómez, la traición a causa de la amnistía y el pacto de Gobierno con independentistas y filoetarras.
Con todo este bagaje, los resultados electorales en el País Vasco y en Cataluña le han dado mucho aire al PSOE y a Pedro Sánchez. Y si las encuestas no se equivocan mucho, las elecciones europeas del próximo 9-J no le van a pasar factura al PSOE, sino que se mantendrá.
¿Influirá algo la imputación de Begoña Gómez en las urnas del 9-J? Ojalá me equivoque, pero creo que no influirá. Siento decirlo, porque es vergonzoso que suceda en nuestro país.
Las encuestas coinciden en un crecimiento del PP, pero no hay que olvidar que en buena parte se nutre de los que votaron a Ciudadanos. Es decir, pase lo que pase, en España hay unos millones de votantes que votan al PSOE, y que ni por asomo se plantean votar al PP, y menos a Vox. Al menos, en estos momentos, porque la realidad puede ser distinta con acontecimientos imprevisibles.
¿En qué clave votaremos el 9-J? La respuesta es más que discutible y variable, pero me atrevo a decir que no precisamente por los nombres que figuran en la lista, muchos de ellos de segunda línea o desconocidos.
Las siglas del partido serán decisivas. Hasta Tomás Guitarte que se presenta en la candidatura La España Olvidada Existe –coalición de Teruel Existe, Soria Ya, Aragón Existe y otros partidos similares– ha buscado, con habilidad, una denominación que recoja el tirón que tuvo Teruel Existe a nivel estatal.
Guitarte, ante unas elecciones europeas, precisamente está apelando a la cercanía a los ciudadanos, argumentando que los grandes partidos políticos hasta ahora no han hecho prácticamente nada por la España Vaciada. Habrá que ver cuántos votos obtiene, aunque ya es atípico en unas elecciones europeas que el localismo se presente con aspiraciones políticas. Interesante recorrido político de Guitarte: diputado nacional en 2019, diputado autonómico en 2023 y ahora el salto a la política europea, que puede quedarse en intento.
Ente las encuestas, una vez más la excepción es la del CIS de Tezanos, dando como ganador al PSOE y tratando de dar más “aire” al PSOE, ante el bajón de Sumar en lo que podría ser su cuarto batacazo electoral, tras Galicia, País Vasco y Cataluña, y la poca entidad de Podemos.
Pedro Sánchez “ha olido sangre” a su izquierda, en Sumar y Podemos, y ha decidido jugar bazas que le pueden salir rentables. Ha reconocido el Estado palestino en plena campaña electoral, y así quita una bandera a Sumar y Podemos, y ha arremetido con toda intención al presidente argentino, Javier Milei.
Sobre todo, Pedro Sánchez ha decidido repetir la jugada electoral que le salió perfecta el 23-J: agitar el miedo a una hipotética “ultra derecha”, asustando a los votantes de izquierdas ante el auge de PP y Vox. Y, como “Spain is different”, esa tecla emocional la está cultivando, con afirmaciones que resuenan o pretenden entroncar con un guerracivilismo ¡de hace más de 80 años!
Hasta le salen imitadores a Pedro Sánchez. Es el caso de Vicent Marzà (Compromís), número 3 de la candidatura de Sumar. Pide una ley de memoria democrática a nivel europeo, para que “quede claro quiénes fueron los verdugos”. Como suena. ¡En 2024!
Mi deseo es que se vote con rigor y sin miedo, pues parece hasta pueril que se agite ese conjunto de temores, etiquetando de modo simplista entre izquierdas y derechas. Ha llovido mucho. Pero insisto en que es mi “deseo”, porque hay que esperar al 9-J para ver el resultado, valorar migraciones de voto o reconocer lastres electorales: realidades. Ojalá me equivoque con lo de Begoña Gómez y los españoles reconsideren su voto.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.