Medicina de guerra

¿ES EN ESPAÑA LA MEDICINA DE GUERRA UNA EXCUSA PARA APLICAR LA EUTANASIA DE TAPADILLO?

En España, últimamente, se está hablando mucho de medicina pública y de medicina privada, estableciendo que la diferencia entre ellas es que, la primera es gratuita y, la segunda, de pago. Con respecto a esto, conviene dejar muy claro que ambas son de pago y, además, pagadas por el usuario. En el caso de la privada, directamente de su bolsillo y, en el caso de la pública, con los impuestos que pagan todos los ciudadanos, jóvenes o ancianos, la utilicen o no la utilicen. Porque los ciudadanos que utilizan la mal denominada sanidad privada, también, con sus impuestos, contribuyen a la financiación de la pública, sean usuarios o no.

Por lo dicho, pienso que los ciudadanos deberíamos librarnos del lenguaje que nos quieren imponer, con la intención de manipularnos, y empezar a llamar las cosas por su nombre, pasando a denominar la sanidad privada como sanidad pública (porque ofrece un servicio público) de titularidad privada, y, a la sanidad pública, como sanidad de pago de titularidad estatal. Con ello, entre otras cosas, acabaríamos tomando conciencia de que los políticos no regalan nada.

Dicho esto, pasemos a tratar alguna de las cosas que están sucediendo como consecuencia de la pandemia ocasionada por el COVID-19. Y me estoy refiriendo a las noticias que se han ido extendiendo por las redes, según las cuales, se ha llegado a negar respiradores, condenándolos por ello a muerte, a multitud de ancianos. Entre estas noticias, es de destacar un vídeo que nos mostraba una reunión de sanitarios, los cuales estaban recibiendo una serie de instrucciones, para que, si llegaba el caso de tener que decidir, por escasez de material, entre salvar una vida y condenar otra     , habría que optar por salvar la de quien, según criterio médico, tuviese la probabilidad de vivir más tiempo, una vez superado el contagio por el coronavirus. Con ello, se le negaba el derecho a vivir a cancerosos avanzados, ancianos y otro tipo de internos, convirtiendo a los médicos en señores de la vida. Esta tesis, muy justificada por el rojerío, se olvida de que un feto sano, tiene por delante, según criterio médico y estadístico, más tiempo de vida del que le queda a la madre que decide abortarlo. Y no solo eso, al canceroso avanzado, al enfermo grave y al anciano, con tales decisiones, se le niega la prestación de un servicio que ya han pagado, después de toda una vida de sometimiento a la dictadura fiscal que nos asfixia.

Esa falta de respeto por la vida del anciano y del débil es monstruosa y constituye un indicativo de vileza, que nos demuestra hasta qué punto se halla corrompida esta sociedad. Todo un signo de decadencia de nuestra civilización. Sin embargo, los aspavientos cuando alguien defiende la necesidad de reinstaurar la pena de muerte, se oyen hasta en la Luna. Es decir, que, para quienes nos gobiernan y manipulan, tiene más importancia la vida de un asesino que la de una criatura inocente, la de un enfermo o la de un anciano. Y quien no esté de acuerdo con esta monstruosidad, es un fascista. Hay que j…orobarse.

Después de lo dicho cabe hacerse la siguiente pregunta, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid: ¿no estará el gobierno actual, heredero político del gobierno asesino del Frente popular, haciendo una labor de desensibilización de cara a la eutanasia?.

Imagen: lavozdegalicia.es
  • Miguel José Alabort Jiménez es licenciado en Derecho y Graduado Social.