Los ataques al Rey se volvieron a repetir, de modos diversos, el pasado 12 de octubre, Día de la Hispanidad. En Pamplona un grupo de jóvenes de Bildu, a la luz del día y enfrente de la sede del gobierno de Navarra, “decapitaron” una estatua de Felipe VI –y otra de Colón, como equiparando una figura con otra, que es más que discutible, como signos de “colonización”-, en un acto que no se debía haber permitido: total impunidad, nada de nocturnidad y que el gobierno navarro lo viera y consintiera, nos gustaría saber si alguien va a multar a esos jóvenes, y hasta por la imágenes es más que dudoso que vivieran las normas de protección contra el Covid-19. Pero todo se les consiente a los miembros o simpatizantes de Bildu en estos momentos, en Navarra y en España, pues sostienen a los dos gobiernos socialistas. En todo caso, esos actos de falta de civismo no tienen justificación.
Atacar al Rey ha pasado a ser una prioridad para algunos, sobre todo para Podemos, Bildu y algunos partidos más, reconocidamente republicanos. Han visto una oportunidad para atacar la monarquía por todo lo relativo al rey emérito, y quieren aprovechar la ocasión para atacar a Felipe VI, silenciarlo o relegarlo, que de todo hay. Lo hemos visto en Cataluña hace poco, por decisión de Pedro Sánchez –no seamos ingenuos, porque todo lo que sucede no sólo es por deseo de Pablo Iglesias-, lo hemos visto en Pamplona, y también hubo descortesías y hasta falta de educación hacia el Rey en el desfile del Día de la Hispanidad, en el que Pablo Iglesias ni siquiera contestó al saludo del Rey, a la vez que el vicepresidente del Gobierno y líder de Podemos portaba una mascarilla republicana.
Es muy respetable la opinión de quien prefiera una república. Hoy, en España, la monarquía da estabilidad al país, Felipe VI es un rey querido por la mayoría de los españoles. Las prioridades españolas ahora son otras muy distintas, con una gran crisis sanitaria y económica, un independentismo catalán que genera incertidumbres y lastre –sobre todo para Cataluña– y una ayuda económica de Europa que, en buena parte, requiere que España sea un país estable y fiable, para que los 140.000 millones de euros se inviertan con sensatez en nuestro país. Nada ayuda en estos momentos cuanto nos distraiga de lo más importante, pero se ve que Pablo Iglesias, Podemos y otros partidos piensan que “a río revuelto, ganancia de pescadores”, y que pueden avanzar en su republicanismo. Tengo serias dudas: tal vez les quita votos y apoyo ciudadano.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.