Ojalá recojan esta sugerencia la Generalitat o los Ayuntamientos, o incluso las Diputaciones. Según la OCU, cada hijo en edad escolar va a gastar este curso entre 6 euros -las lavables- y 36 euros mensuales en mascarillas. Salvo error por mi parte, nadie ha dado un paso al frente, y es un gasto más que las familias han de asumir por la pandemia. Los políticos, que tanto invocan lo que hacen países de nuestro entorno según les interesa, deben reflexionar sobre la iniciativa de Angela Merkel de pagar 300 euros por hijo desde el pasado lunes con independencia de los ingresos de los padres, en esta situación de graves dificultades económicas para muchas familias y como modo de apoyar a todos los padres: los pueden gastar en lo que estimen oportuno. No han de solicitarlo los padres alemanes, se paga automáticamente: eliminada la burocracia. Es un “bonocoronavirus”. Por otro lado, los niños empadronados en Alemania reciben 192 euros al mes, y a partir del cuarto hijo 223 euros al mes.
Alemania es la primera potencia económica de Europa. Ha sabido resurgir de sus cenizas tras dos Guerras Mundiales, y asumir la reunificación de las dos Alemanias, y salir mejor que nadie de la crisis de 2007. Tiene más habitantes y más capacidad económica que España, pero es que también gestiona los recursos mucho mejor que nosotros. No tenemos dinero, es cierto, pero es que también lo gastamos en inversiones, personal público, asesores o instituciones duplicadas que parece que no queremos replantearnos, y menos los políticos, que viven –a veces desde hace décadas– de las poltronas, del enchufismo y de velar por ellos mismos en vez de servir a la sociedad. Y así nos va. Somos el país con más kilómetros de AVE, con una burocracia exasperante, una Ley de Dependencia que abandona a seres vulnerables, y hasta un bono social eléctrico que avergüenza por su planteamiento burocrático para desalentar pedirlo.
Ximo Puig insiste en que hace falta sumar la iniciativa pública con la privada, pero se olvida que el núcleo es cada familia. Mónica Oltra fustiga toda ayuda social y quiere que dependamos de lo público para todo: ¿será capaz de prescindir de la ideología y plantearse este bonocoronavirus infantil? Vicent Marzà quiere ahogar la enseñanza concertada, pese a que cuesta un 50% menos que una plaza escolar pública, y que es unánime el dato de que la enseñanza concertada ha funcionado mucho mejor que la pública en la pandemia y en este comienzo de curso. No les preocupan las familias: son esclavos de su ideología, buscando ser reelegidos por votantes narcotizados.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.