Carlos Alcaraz controló el whatsapp

La trayectoria de Carlos Alcaraz para ganar el US Open y ser el número uno mundial más joven de la historia ha sido vertiginosa. Ahora está en Valencia disputando la Copa Davis, radiante, feliz, con esa sencillez y sentido común que explican también su llegada a la cima.

Las claves de su éxito, tan rápido, se están analizando y recordando: la indudable influencia de su preparador Juan Carlos Ferrero, que ha avisado de que Alcaraz está al 60% de su potencialidad tenística; su padre y su abuelo; el esfuerzo por compatibilizar los estudios con la práctica del tenis; la disciplina y trabajo constante para llegar a ser lo que ahora es; y un largo etcétera, porque no es una casualidad que esté donde está.

Entre esas claves se ha destacado una, que conviene tener presente, también para la disciplina y el trabajo de cualquier persona: el control de whatsapp, “para que no se pasara las horas enganchado”.

Habrá alguno a quien le parezca exagerado destacar el control de whatsapp como una de las claves en la madurez y trabajo de Alcaraz siendo un adolescente. A mí no me lo parece, porque el whatsapp puede ser muy útil, pero no si se utiliza sin mesura, porque distrae de las ocupaciones habituales. Lo saben muy bien los educadores, los psicólogos.

La cabeza ha de estar centrada en el trabajo, en la familia, en las relaciones sociales. Y también las emociones, no dispersas según los cientos o miles de whatsapp que pueden constituir una estela de fogonazos que impiden o dificultan plantearse nuevos objetivos cada día. Lo importante son los ladrillos que ponemos cada día, la constancia.

Hay otros tenistas que destacan por su talento, por su genialidad. Sin embargo, son irregulares, fluctuantes o débiles. Las causas serán diversas, desde luego. En la preparación de Alcaraz, la ayuda para que no se dispersara con whatsapp es ahora destacada.

Hace unos días leía en un periódico el titular “Abrasados por el whatsapp”. Reconociendo la dosis de exageración en el titular, refleja el mucho tiempo que algunas personas dedican al whatsapp, jóvenes y no tan jóvenes.

En las conversaciones con amigos, el whatsapp ya es temido. Molesta comer o tomar algo con unos amigos, y que se pongan a mirar el whatsapp o a utilizarlo, como antes era también una falta de educación hacer llamadas telefónicas mientras se está con amigos.

El whatsapp como entretenimiento, en algunos casos, es útil. Estoy pensando en un comentario que, entre amigos, Salomé hizo muy oportunamente sobre los beneficios del whatsapp para ancianos ingresados en una residencia de la tercera edad, porque les entretiene y activa las facultades mentales. Un uso similar a los crucigramas o juegos que se les facilita a los ancianos en esos lugares. Nada que objetar, todo lo contrario.

En un joven, en un profesional que diseña o aspira a alcanzar proyectos, el control del whatsapp es importante, no es algo superficial. Y también sin llegar a un uso compulsivo, que también existe, y que puede fraguarse si no hay control, y molestar a los destinatarios que, si no contestan inmediatamente, parece que faltan al respeto, lo cual ya es el colmo.

Las facilidades en la comunicación, el whatsapp y en general las redes sociales, tienen un uso muy conveniente, incluso necesario en ciertas profesiones. Entre otras cosas, evita llamadas telefónicas, que suelen alargarse innecesariamente, mientras que con cuatro palabras en un whatsapp ya es suficiente.

El control adecuado es la clave, más que con reglas genéricas con tintes personalizados. Es una notable pérdida de tiempo en ciertas personas, que perjudica a su rendimiento laboral.

Carlos Alcaraz ha llegado a lo más alto: lo más difícil es mantenerse. Él y su entorno seguro que lo saben. Asimilar la fama, no renunciar a la sencillez y al trabajo constante, evitar la dispersión del whatsapp o redes sociales –con un uso razonable a su edad -, son también claves para su rendimiento en los próximos años. Y si acierta Ferrero al afirmar que está al 60% de su potencialidad tenística, ¡ya pueden estar temblando los rivales durante años!

 

  • Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
    Escribe, también, en su web personal.