Ceniza

Hoy es Miércoles de Ceniza, comienza la Cuaresma. Es un día importante para los cristianos, para una sociedad con una gran historia católica como es la española,  mucho más arraigada en nuestras vidas de lo que parece. Hay personas que desearían  que pase inadvertido este recuerdo y estas realidades, pero desde un punto de vista periodístico quiero glosarlo, con independencia de que se vaya hoy a que nos impongan la Ceniza: yo me permito recomendarlo, por varios motivos que voy a mencionar o apuntar.

Apenas se menciona en los medios de comunicación españoles. Ayer,  un ‘tuit’ lo reflejaba, expresando que está “harto de que me digan cuándo empieza o termina el Ramadán o el año nuevo chino”, en contraste con el silencio ante el Miércoles de Ceniza. Llama la atención, en efecto, el contraste, y no sólo por parte de líderes políticos, sino en la sociedad: hay complejos hacia la práctica católica, a veces incluso animadversión. La dimensión religiosa del hombre forma parte importante de su ser, de su historia, de la cultura, aunque algunos parecen tenerle alergia y pretenden esconder la religión, que  se quede en algo privado, sin ninguna trascendencia externa, lo cual es un contrasentido, ya que el hombre tiene la doble dimensión personal y social.

El tercer domingo de Cuaresma, fiesta grande anual en Castellón, la romería a la Magdalena.  Desde luego, que acudan cuantos musulmanes y chinos lo deseen, somos gente abierta, pero tiene un significado religioso católico. Ya se preparan los pasos de Semana Santa, que se celebrará con especial fervor en toda la provincia, con famosas representaciones de la Pasión en Borriol y Torreblanca. El Camino de Santiago, la Ruta del Santo Cáliz: siglos de tradición, historia, fervor y devoción, aunque hay quienes lo ven como meros atractivos turísticos con repercusión económica. Desde luego, el turismo religioso genera muchos ingresos, con muchos turistas extranjeros: yo, desde luego,  prefiero este turismo a otras formas de turismo que se fomentan o pretenden fomentar, y que tiene un trasfondo de respeto, paz y solidaridad.

El Papa Francisco ha pedido que hoy recemos y ayunemos por la paz en Ucrania, el fin de la guerra. Es una petición de quien puede ser, incluso, el mediador para ayudar a que haya paz, de quien el pasado viernes salió del Vaticano y visitó la Embajada de Rusia ante la Santa Sede: nada se sabe, pero seguro que no fue solo para saludar. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha expresado que agradecería la mediación papal, y que el Vaticano sería un gran lugar para firmar un acuerdo de paz. Que sea pronto.

  • Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
    Escribe, también, en su web personal.