Clausura del Aula Isabel Ferrer

Es motivo de gran satisfacción el nacimiento de un periódico, una universidad, un club cultural, una revista de pensamiento. Por contraste, es motivo de tristeza la clausura de cualquiera de estos centros.

Ayer día 8, el Aula Isabel Ferrer, fundada por doña Carmen Belenguer hace cuatro décadas, cerró sus puertas definitivamente. Durante estos largos años, el Aula ha celebrado más de mil sesiones, más de mil conferencias en las que han participado desde Reyes, políticos, militares y diplomáticos, hasta profesores, intelectuales, escritores, teólogos, deportistas, toreros y un larguísimo etcétera.

El Aula ha contado también con centenares de socios que año tras año se beneficiaban de la sabiduría vertida desde la sala del edificio Hucha contando con siempre bienvenidas aunque escasas subvenciones oficiales y gracias principalmente al entusiasmo e inventiva de su fundadora, de sus escasos colaboradores y de los socios.

Siempre he pensado que aquellas personas que asistieran regularmente a las charlas del Aula, que captaran adecuadamente lo que en ella se debatía, que hubieran acompañado a las excursiones culturales organizadas, alcanzarían al cabo de los años un nivel cultural semejante, si no superior, al que se adquiere en una licenciatura universitaria.

Hay un dicho anglosajón que viene como anillo al dedo "No estés triste cuando algo concluye. Sé feliz de que ese algo tuvo lugar". La clausura del Aula no fue, definitivamente una buena noticia, pero fue extraordinariamente bueno para Castellón, su provincia y la Comunidad Valenciana la existencia de un foro cultural, que día a día, semana tras semana, funcionó espléndidamente durante casi cuatro décadas. Más de los que gobernó Franco, más que reino Juan Carlos I.

Y eso lo consiguió básicamente una sola persona, por añadidura una mujer, Doña Carmen Belenguer, que ya a mediados del siglo pasado se reveló como una joven dinámica, independiente, ambiciosa, feminista de verdad "avant la lettre".

Educada a la manera clásica de las familias acomodadas -bachillerato en el colegio de la Consolación, estudios avanzados de solfeo y piano, práctica de las manualidades necesarias para una joven casadera- Carmen no se conformó con ello. Obtuvo por oposición un magisterio de primera enseñanza; se graduó a continuación en Ciencias matemáticas ganando una cátedra de Matemáticas en el Instituto Cervantes. Hizo un master en Matemáticas y Ciencias de la Naturaleza por la UNED y siguió un curso de Liberalismo y Socialismo en el Escorial. Todo ello simultaneándolo con la creación de una hermosa y larga familia.

Con semejante currículum no debe sorprender que se sintiera tentada por la cosa pública y que hace medio siglo, se presentara candidata a la alcaldía de Castellón. Todavía no estaba la sociedad española preparada para asimilar semejante paso que, de hecho, fue la única mujer que intentó darlo en todo el país. Desde su puesto de Concejal de Cultura fundo el Aula que tras un recorrido impecable, ayer cerró sus puertas. Algunos de quienes fuimos ponentes durante aquellos años, como José Ramón Calpe, María Luisa Burguera, Víctor Minguez, Antonio Arbeloa y yo mismo acompañamos a Carmen en tan emocionante momento ante un público masivo y entusiasta que aplaudió su obra.

Fue hermoso y muy simbólico que Doña Begoña Carrasco, presidenta del PP de Castellón y candidata a la alcaldía de la capital en las elecciones del próximo mayo, que había sido alumna de doña Carmen, le pidiera apoyo para llenar el vacío que hoy deja el Aula.

Sospecho que Isabel Ferrer renacerá como Ave Fénix. Y que a doña Carmen, no le ha llegado todavía la hora de la jubilación.

Imagen: EL MUNDO

 

  • Jorge Fuentes Monzonís-Vilallonga es Master en Ciencias Políticas y Económicas y Derecho. 
    Diploma de Altos Estudios Internacionales. Embajador de España en Bulgaria en 1993. 
    Primer Embajador de España en Macedonia en 1995. 
    Embajador de España en Bruselas WEU en 1997, entre otros cargos.