Este año más que nunca la Semana Santa ha sido providencial para dar una tregua al espeso ambiente político que se había gestado en España.
Durante estas Pascuas, los grandes periodistas de la radio se fueron de vacaciones, las cadenas de televisión se vieron invadidas por las habituales películas "de romanos"; incluso los periódicos parecieron bajar de tono.
Y es que no hay festividad religiosa de la talla de esta semana trágica y gloriosa que nos encoge el corazón al ponernos ante los ojos la bajeza humana de un pueblo -cualquier pueblo- que un día acogió con palmas al Salvador y cuatro días más tarde lo crucificaban. Ello ocurrió en Jerusalén hace veintiún siglos pero podría pasar hoy en cualquier parte del mundo.
Sin embargo no podíamos hacernos ilusiones: apenas ha pasado el Domingo de Resurrección cuando la tregua se ha acabado y todo ha vuelto a la situación ex ante; tres asuntos en particular rebrotan con renovado ímpetu: el affaire Begoña Gómez, el Koldogate y el caso González Amador que pocos sabrían quién es si no aclaráramos que se trata del novio de la señora Ayuso.
En especial han subido de tono los dos primeros ya que durante las Pascuas han aparecido cartas de la señora presidenta del Gobierno realzando las bondades de Globalia que valieron a esta empresa recibir hasta 1.100 millones del Gobierno en detrimento de otras empresas que también aspiraban a ser subvencionadas. Para mayor oprobio sabemos también que Globalia había ayudado a la señora Gómez de Sánchez a prosperar en su estrambótica carrera universitaria que le llevó a ser catedrática sin ni siquiera ser licenciada.
En el caso Koldo (o Ábalos) se ha ido documentando la implicación de numerosas Comunidades Autónomas gobernadas por el PSOE -en particular la balear y la canaria- amén de diversos Ministerios -Sanidad, Interior, Transportes entre otros- que habían recibido ofertas de Koldo, con el beneplácito de Ábalos y probablemente con el conocimiento de Sánchez, para la adquisición de material sanitario sin ser rigurosos con las calidades ofrecidas y que con frecuencia resultaron ser defectuosas con lo que perdimos cantidad de millones pagados con nuestros impuestos.
Da la impresión de que el affaire González Amador se lo sacó el Gobierno de la manga para intentar contrarrestar los dos anteriores por aquello del "y tú más". La evasión fiscal del Sr Amador antes de conocer a la Presidenta madrileña es evidente y así lo ha reconocido el propio infractor. El error de la Sra. Ayuso fue "comprar" el argumento de quien más tarde sería su pareja, lo que es humanamente muy noble, defender a tus amigos, pero políticamente incorrecto.
En muchos países europeos -y acabamos de verlo en Portugal con la dimisión de da Costa con menos motivos que en los casos españoles- al menos en los dos primeros escándalos serían motivos suficientes para ver caer a sus gobiernos. Es posible que también el tercero.
Tengo la impresión de que aquí no va a ocurrir apenas nada. Las refriegas continuarán en las sesiones del Congreso y el Senado hasta que surjan nuevos escándalos o hasta que las próximas elecciones vascas, catalanas y europeas provoquen cambios de apoyos en el grupo Frankenstein.
O hasta que la izquierda saque a pasear de nuevo al difunto Franco.
Jorge Fuentes Monzonís-Vilallonga es Master en Ciencias Políticas y Económicas y Derecho.
Diploma de Altos Estudios Internacionales. Embajador de España en Bulgaria en 1993.
Primer Embajador de España en Macedonia en 1995.
Embajador de España en Bruselas WEU en 1997, entre otros cargos.