El lunes se presentó la nueva Exhortación Apostólica del Papa Francisco, “Gaudete y exultate”, fechada el 19 de marzo pasado. Son, como es habitual, las primeras palabras del texto, que le dan el título: “Alegraos y regocijaos”. Pero es que las dos Exhortaciones Apostólicas anteriores del Papa también llevan en su título la palabra “alegría”: la “Evangelii gaudium”, de 2013, y “Amoris laetitia”, de 2016. Tres importantes documentos del Papa actual, en seis años de pontificado, y que las tres llevan en su título la alegría, por lo que ya se ha ganado el calificativo que destaco, de “el Papa de la alegría”. Y todos coincidimos que hace falta: abunda la tristeza hoy en día. Destacar algo no es excluir otras ideas o virtudes, ni tampoco entrar en comparaciones con otros Pontífices. Todos exponen la doctrina cristiana de siempre, constante, con los acentos o particularidades que juzgan oportuno subrayar en cada momento histórico. Pero es tan reiterativa la insistencia del Papa Francisco en la alegría, que vale la pena tenerlo en cuenta.
Estamos en una época en que se lee poco –tampoco es que se leyera mucho hace décadas-, y eso afecta a cualquier tipo de lectura, ya sean libros o documentos papales. Nos movemos en una cultura del “impacto”, del vídeo breve, que tiene sus riesgos, porque la reflexión y la serenidad pueden verse amenazadas en la vida de muchas personas, y no se encuentra tiempo para leer historia, una buena obra literaria, una publicación sobre ética o un documento importante del Papa. Por supuesto, luego nos quejamos de que no tenemos tiempo para leer, tras pasar buenos ratos en las redes sociales, reenviando noticias o vídeos casi compulsivamente: todavía me asombra ver a algunos que envían a todos sus contactos, con frecuencia casi diaria, whatsapps de diversa índole, pero no encuentran tiempo para leer.
No está reñido leer con aprovechar las nuevas tecnologías. Más aún: pueden ser buenos aliados. Por eso pienso que vale la pena leer este nuevo texto del Papa Francisco, tanto para católicos como no católicos, porque ya tiene dos elementos positivos: un Papa que nos habla insistentemente de la alegría, y leer un texto –es breve– que invita a la reflexión en el mundo actual, tan necesitado de alegría y buen humor. Todos buscamos la felicidad, la alegría, pero no siempre la encontramos: cómo encontrarla y conservarla en nuestros días es, de nuevo, lo que pretende ayudarnos a indagar y vivir el Papa Francisco. No nos quedemos con titulares: animo a leerla entera.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.