Es una mala noticia que el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, renuncie a defender la vida. Si bien es cierto que hay un clamor creciente para desalojar de la Moncloa a Pedro Sánchez, no sirve como excusa para renunciar a una cultura de la vida.
La política es el arte de lo posible. Sin embargo, los derechos humanos han de estar en su base, y el derecho a la vida del concebido es el primer derecho, y el primer deber social de protección.
En el PP se impone el pragmatismo electoral de la mano de Feijóo. Lo que me resulta asombroso es que Feijóo argumente que no piensa derogar la ley del aborto de 2010 ni la que Irene Montero va a sacar porque es algo que engorda a Vox.
Que el aborto revuelve remordimientos y divide es evidente, y me alegra que al menos provoque esos remordimientos. Pero más bien engorda a Vox que el PP renuncie a la batalla de la vida. Basta escuchar a muchos votantes o partidarios de Vox, que alegan esa renuncia del PP a derechos como el de la vida para elegir otra opción política.
Feijóo debería, más bien, indagar por qué crece Vox, y ahí encontrará a muchos pro-vida, desencantados del PP, retratados en la renuncia del ministro Alberto Ruiz Gallardón al ver que Rajoy no quería tocar el aborto, viendo la “laminación” de diputados del PP partidarios de presentar batalla contra el aborto.
Feijóo ha de medir lo que ha dicho: hay una parte importante del electorado que quiere ideología, que ve en la vida el primer derecho. Una parte se ha ido a Vox, y algunos más pueden irse si sigue con esa táctica. O, dicho de otro modo, parece que Feijóo renuncia a recuperar al voto que se está yendo a Vox.
Puede que haya una mayoría que acepta el aborto, por desgracia. Sin embargo, que Irene Montero vaya a permitir el aborto de menores de edad que requieren el permiso paterno para ir de excursión, que se vaya a financiar el aborto con el dinero de todos, son concreciones que la mayoría está en contra.
Con su actitud, Feijóo da la razón a la izquierda, cuando afirma que, cuando vuelva a gobernar la derecha, no se atreverá a cambiar leyes ideológicas. Mera gestión, mero pragmatismo. Así, pueden seguir votando al PSOE los que no ven en el PP una oferta de ideas sólidas sobre la vida, la familia, la educación o la ideología de género.
Todavía resulta más asombroso que Feijóo aluda a que no tendrá mayoría suficiente para cambiar leyes como el aborto. ¡Si está repitiendo que aspira a una mayoría amplia para gobernar, con el fin de recortar cuota a Vox! ¿En qué quedamos?
Las cabriolas dialécticas y los cálculos electorales le están jugando una mala pasada a Feijóo, prisionero de su pragmatismo. No le resultaría complejo aludir a una defensa de la vida, en contra de las barbaridades que prevé la ministra Irene Montero, sabiendo todos – él y los votantes – que eso requiere obtener los votos necesarios y los escaños que lo permitan. Pero su renuncia prematura le puede costar mucho a Feijóo, y desde luego sus argumentos son contradictorios y hasta preocupantes.
El líder del PP tiene a favor que sería una catástrofe que Pedro Sánchez vuelva a gobernar, tras unas elecciones generales que podemos situar a primeros de 2024. También tiene que saber que, si eso se produce, el PP mirará a Isabel Díaz Ayuso, que sí presenta batalla de las ideas.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.