Hablar sobre I+D, o incluso sobre I+D+I para aludir también a la Innovación, queda muy bien en todo discurso. Suena a moderno y, además, todo el mundo está de acuerdo.
Sin embargo, ya hemos llegado a un punto en que los oyentes no prestan atención a esas palabras, porque les suena a palabrería hueca, mero trámite protocolario. Y todo porque la realidad es muy distinta, desde hace años, ahora y lo que se ve para el futuro.
En los Premios Jaime I que se entregaron el lunes pasado en Valencia hubo, como es lógico, intervenciones variopintas, y desde luego bastante interesantes. Felipe VI destacó que España ocupa el décimo puesto mundial en producción científica, con grandes resultados en I+D+I, pero también reconoció que no estamos donde debemos estar.
También en las intervenciones se reconoció que los jóvenes investigadores españoles –y también emprendedores– marchan al extranjero y no pueden regresar, y que “no podemos mirar a otro lado”. En definitiva, que hay notables deficiencias en la política científica española.
El empresario naviero, presidente de la Fundación Valenciana de Estudios Avanzados, Vicente Boluda, recalcó que los poderes públicos deben huir de la crispación que tanto lastra nuestro avance, y habló muy claro, con realismo.
Vicente Boluda subrayó que, año tras año, se habla de la necesaria inversión en investigación, y se sigue sin actuar decididamente, que son peticiones reiteradas que caen en “saco roto”. Algunos piensan que estuvo demasiado contundente o vehemente, pero yo pienso que es preciso que alguien lo diga con claridad, y un empresario que vive cada día las apuestas o no de las instituciones por la investigación sabe muy bien de lo que habla.
Me llegan noticias, continuamente, de esos jóvenes investigadores españoles que siguen saliendo de nuestro país. También me llegan noticias de cómo los profesores de las universidades españolas se quejan de que se reduce la financiación de proyectos de investigación, tanto por parte del Ministerio como de la propia Generalitat Valenciana, que es la entidad que concede los Premios Jaime I junto con la Fundación Valenciana de Estudios Avanzados –que preside Vicente Boluda-, institucionalizados en 1989.
Y también me cuentan lo que cobra un investigador, las becas existentes, el itinerario académico que le espera si opta por la investigación, y no es nada halagüeño. Es más, una lástima.
Boluda fue más allá, denunciando que invertir en investigación o ciencia no da votos, pero puede ayudar a disminuir enfermedades y a innovar de verdad en ciertos sectores económicos.
Me volvió a recordar la necesidad –o al menos yo así lo veo– de que la educación y la investigación sean objetivos de verdad compartidos por todos, y no sujetos a vaivenes de elecciones, porque la investigación es un conjunto de decisiones a medio y largo plazo, y lo que predomina en los partidos políticos es simplemente el hoy, por desgracia no viendo nada más que la próxima convocatoria electoral.
Vicente Boluda sufre la falta de inversión real en investigación –es más, la disminución– y reconoce la realidad. Siempre es un primer paso.
Menos jornadas sobre I+D, menos discursos sobre su imperiosa necesidad, y hasta menos premios. Que la noticia sea la inversión real en proyectos reales financiados, como hace el presidente de Mercadona, Juan Roig, o Amancio Ortega son sus donaciones a la sanidad, que solivianta a Podemos, y a la vez le retrata en intentar negar a la sociedad dinamismo y creatividad, de modo que sólo el Estado logre la mejora de los ciudadanos. Simplemente, más que sospechoso.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.