Introducción histórica: CENTRALIZACIÓN Y REACCIÓN en el SIGLO XVIII (y III)

III. SÁTIRA POLÍTICA CONTRA LOS GOBERNANTES

El rey Felipe V promulgó, en Buen Retiro, el Decreto de 29 de junio de 1707 que recoge la “Derogación de los fueros de Aragón y Valencia”. La reacción no se hizo esperar y fueron redactados y presentados posteriormente elMemorial” de 5 de mayo de 1719 pidiendo al Monarca la devolución “del Furs” en lo referente a lo Civil, como había ocurrido en Aragón y Cataluña; y se hizo un nuevo intento en el Memorial” de 1721.  En 1760 se redactará la denominada “Representación hecha por los Diputados de la Corona de Aragón al Rey D. Carlos III”. A pesar de estas reivindicaciones, el Monarca seguirá aplicando medidas centralizadoras firmando una Real Cédula de 1767 en la que se dispone que “en todo el Reyno de Valencia se actúe y enseñe en lengua castellana” y en una “Pragmática” de 23 de junio de 1768 se establecía que la enseñanza de primeras Letras, Latinidad y Retórica se haga en lengua castellana.

No todo fueron parabienes para la política centralizadora impuesta por los Borbones, ni siempre los gobernantes fueron ejemplos de virtudes, lo que originó que el pueblo llano manifestase su descontento acudiendo a la sátira política para denunciar la actuación de ciertos personajes corruptos en el desempeño de su función gubernativa.

Así aconteció en la acusación de corrupción administrativa y abuso de poder que acabó con la destitución de las principales autoridades borbónicas de la ciudad y reino de Valencia en el año 1735 y que se plasmó en un conjunto de sátiras sobre algunos personajes y su actuación de gobierno.

La crítica de los personajes se relata en un drama que comenzó cuando una Real Cédula de 16 de febrero encomendó al marqués de Risco, magistrado de la Audiencia, la inspección de los individuos que habían gobernado la ciudad de Valencia los últimos años.

Los temas de las sátiras coinciden con las acusaciones vertidas con otros textos sobre Blas Jover, antiguo alcalde mayor y juez de la Audiencia desde 1733, así como sobre sus amigos.

Se resalta la coalición de los malvados y la connivencia entre ellos.

Unos versos de un “entremés” dice así:

     (...) que es ladrón el intendente

que su alcalde es sacristán

que Oloris es gavilán

que Jover no es inocente.

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Asimismo, en otras estrofas, se ratifica igualmente la actitud de los mismos personajes:

(…) Pescaban a troche y moche

sin poderlo detener

Pineda, Oloris, Jover

haciéndolo todo noche.

También, el tema de los gobernantes rapaces y la restitución de los bienes mal adquiridos es el argumento fundamental de la Gazeta de la pesquisa de Valencia.

En dicho folleto se informaba que los bienes de Jover procedían sobre todo de su participación en los derechos de “portes” y de otros impuestos que se cargaban sobre los productos alimenticios.

En otra composición se afirmaban que Jover y Pineda “anaven a les parts”.

Jover achacaba el rechazo que padecía a la animosidad de los valencianos: “los populares de las provincias se inclinan naturalmente a la venganza de sus jueces, sobre todo en Valencia por la condición fácil de su pueblo, por lo mal que lleva verse mandado por ministros castellanos”. Califica al pueblo de Valencia de “fácil y mal intencionado”. 

En la obrita titulada Rahonament dels llauradors del poble de Vinalesa se dice:

     (...) Lo hu se escusava en lo intendent

y lo intendent en don Blas

tots feien una gabella

per a poder ben robar.

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Según las sátiras, los gobernantes del Reino de Valencia se habían enriquecido ilícitamente en el ejercicio de su cargo. En el Rahonament, el “llaurador” Jacint le dice a su compañero “Lluch”:

Valencia estava plena de gats, d’unes ungles tan

llargues que tiraven onze pams.

Y su compañero le responde:

 digues que son los lagartos que mullaven en lo plat

Los gobernantes malvados cayeron en desgracia con la aparición del marqués de Risco, que tenía intención de evitar las
corruptelas y que imperase la ética y la responsabilidad.

La actuación de Risco fue exaltada en varios textos. A él se alude en los siguientes términos: “un risco con toga y vara”, o bien “un risco inaccesible”. En el “entremés”, la aparición de Risco constituye el punto culminante y central de la composición literaria dedicándole estos versos:

Oy Philipo zeloso/ por ser en sus obras más glorioso/

al ver la iniquidad y la insolencia/

con que trataban sus jefes a Valencia/

(...).....................................

transforman su semblante en el de un Risco.

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En el Rahonament los “llauradors” contraponen la figura perversa y ridícula del intendente Pineda a la del nuevo gobernante:

(...) un homenet ab lo seu collet chirat

en la garnacha de chutche

y lo rosari en la ma.

La sátira culminará con el castigo ejemplar de los malos gobernantes y los plañidos de éstos por la pérdida del poder. El asunto inspirará una serie de composiciones breves que muestran la satisfacción y la sensación de sentirse liberados los valencianos por la destitución de sus opresores.

Sin embargo, los gobernantes dimitidos y satirizados siguieron sus carreras políticas y administrativas en otros destinos de la geografía peninsular.

Las manifestaciones de reprobación contenidas en estas sátiras coincidieron con otros síntomas de descontentos que se produjeron por la misma vía de expresión - pasquines, folletos, gacetillas - en otras regiones. El manuscrito del padre Tomás Güel, contemporáneo de los hechos, identificaba a los intendentes con el símbolo del gobierno despótico.

“En España (...) empiezan el oficio pobre y en breve tiempo se hacen ricos. A Valencia vienen sin ropa y en pocos días abundan de dinero, familia y conveniencias”.

En el decenio siguiente, con motivo de la proclamación de Fernando VI (1746) se prohibió que se cantaran cantinelas y coplas injuriosas, y que se publicasen “papeles infamatorios (...) contra personas de carácter y empleos públicos”, textos que suscitaban “impertinentes y enojosas disputas entre sujetos de distintas naciones”.

Fueron años en que la situación política era propicia a la inspiración de la denominada literatura popular clandestina, poniendo de manifiesto el malestar reinante en parte del pueblo llano y en cierta intelectualidad, y denunciando las quejas y abusos que en ocasiones padecían.

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Las sátiras valencianas procedían principalmente de algunos sectores eclesiásticos, de la pequeña y mediana nobleza, de profesionales del derecho y del pueblo llano.

Los ataques de las sátiras se centraban en los funcionarios de la burocracia real, bien fueran de la nueva institución de la intendencia o de la más tradicional de los alcaldes mayores. En cambio, la oligarquía propiamente valenciana, regidores vitalicios de la ciudad de Valencia, sólo son citados por el soporte que dieron a Jover.

Estas composiciones literarias, de forma burlesca, paródica y sarcástica, con las armas de la inventiva y el ridículo, trataron los temas clásicos del mal gobierno; es decir, el fraude, el enriquecimiento ilícito, la violencia, etc. Asuntos muy criticados que tienen su especial significación en la Valencia del XVIII. Asimismo, los impuestos, el servicio militar, el poder de los jefes del ejército, la arbitrariedad administrativa etc., fueron mal soportados en el nuevo régimen político borbónico, derivado de los dictámenes de los Decretos de Nueva Planta.

El historiador decimonónico Vicente Boix, cronista de la ciudad de Valencia, al estudiar los fueros del antiguo reino de Valencia, se interrogó ¿Qué resta ya del antiguo régimen foral del reino de Valencia? La respuesta fue patética: “El tribunal de los Acequieros, o de las aguas; algunas costumbres populares; restos de trages (sic) en nuestros labradores, y nada más. Todo ha ido desapareciendo desde que Felipe V abolió despóticamente la libertad de Valencia”, ya que para dicho cronista de la ciudad de Valencia “leyes, costumbres, tradiciones, dignidad, independencia; todo ha desaparecido en el fondo de esa laguna, llamada centralización”.

 

Imágenes: Archivo Histórico Municipal de Valencia

 

  • José Vicente Gómez Bayarri es Licenciado en Filosofía y Letras, Doctor en Historia, 
    Catedrático de Geografía e Historia, Académico de número de la RACV y Medalla de 
    Plata de la Ciudad de Valencia.