Espero, deseo y ojalá no me equivoque que, al final, no iremos a las terceras elecciones porque habrá una abstención de 6 diputados, para que Rajoy sea presidente.
Con 170 votos a favor –los del PP, Ciudadanos y Coalición Canaria-, sólo falta que haya 6 abstenciones, antes de ir a unas elecciones, y desde luego es previsible que no las tenga tampoco este viernes.
Con las miradas y las presiones de todo tipo al PSOE, es una incógnita lo que puede suceder, pero confío que no lleguemos a unas terceras elecciones en diciembre. La división en el PSOE es una realidad, entre el “no es no” de Pedro Sánchez y los barones territoriales que tienen responsabilidad de gobierno, que no están dispuestos a prorrogar la situación actual.
He ahí una diferencia radical entre los socialistas: los que tienen responsabilidad de gobierno y los que no, como es el caso de Pedro Sánchez, que antepone su deseo de llegar a la Moncloa con casi cualquier solución y haciendo sufrir todo lo que pueda a Rajoy, al que volvió a decir ayer en el Congreso que “no es de fiar”.
Pablo Iglesias atacó duramente ayer a Rajoy, pero más si cabe al líder de Ciudadanos, al que calificó de “marioneta”, intentando ridiculizarle por su comparación con el centrismo de Adolfo Suárez. Puso de vuelta y media a Albert Rivera, con su “hipoteca naranja” y retirándole el calificativo de partido emergente.
Antes de llegar a las terceras elecciones, ¿de dónde pueden surgir esas 6 abstenciones? Precisamente de diputados de comunidades autónomas donde los socialistas tienen responsabilidad de gobierno, y que de un modo u otro están insistiendo en que no hay que ir a unas terceras elecciones.
Bastaría que algún diputado extremeño, andaluz, castellano-manchego, valenciano o aragonés, uno o dos por cada una de esas autonomías, cedieran, y saldrían esas 6 abstenciones que bastan para que haya gobierno en España, algo que ya es urgente.
Con esta solución, Pedro Sánchez y el PSOE mantendrían su “no es no”, salvo un cambio radical en un próximo Congreso Federal, y tras los resultados de las elecciones autonómicas gallegas y vascas. Salvarían su particular coherencia, que prescinde del sentido práctico de beneficiar al conjunto de España, anteponiendo personalismos y, en segundo lugar, por el temor a que dejar gobernar al PP suponga un duro castigo y beneficie a Podemos.
Las maniobras para lograr las abstenciones son de diversa índole. En la Comunidad Valenciana, por ejemplo, la presidenta del PP, Isabel Bonig, ha propuesto que los 11 diputados de socialistas y Compromís faciliten la investidura de Rajoy a cambio de una mejora en la financiación autonómica, y similares maniobras estás llevando a cabo empresarios valencianos, confiando en la abstención de Compromís y del PNV. Todo un tablero de ajedrez.
Pablo Iglesias reiteró que sí cabe otra alternativa a que gobierne Rajoy, y echó en cara a Sánchez que lo que busca son unas terceras elecciones.
Confío en que ni surja otra alternativa –no la hay sensata- ni haya terceras elecciones, porque haya 6 diputados que se abstengan. Les pesa más la responsabilidad que la disciplina de su partido, y todo depende de Susana Díaz y los barones socialistas que gobiernan en las comunidades autónomas. Y no sólo se están moviendo los políticos, sino también los empresarios.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.