Las fiestas de la Magdalena son, entre otras cosas, una muestra fidedigna de la integración que hay entre castellonenses y aragoneses. Miles de aragoneses vivimos en Castellón o provincia, desde los años 60 y 70 o con un goteo permanente, y por supuesto estos días muchos vienen a Castellón para participar en las fiestas, sobre todo de la provincia de Teruel. Son lazos históricos y actuales los existentes entre ambas comunidades autónomas. Con frecuencia salen a relucir las cualidades que se atribuyen a los aragoneses, por la historia y la literatura, que son popularmente recordadas.
Pedro-Antonio de Alarcón, en su novela “El escándalo”, atribuye a una aragonesa protagonista de la novela unas cualidades que bien pueden ser una síntesis de lo que históricamente se atribuye al carácter aragonés. Habla de la sinceridad y de la constancia, del “valor de las convicciones y una lógica implacable, como todos los niños y todos los aragoneses”. También afirma que el aragonés “allá va donde le impulsa el corazón, pide justicia y defiende su derecho (…) y no da, en fin, nunca cuartel a la iniquidad y al absurdo, y de aquí la fama de terco y obstinado que tiene entre las gentes”. El catedrático Juan Moneva caracterizó al aragonés con cuatro rasgos: apego a la lógica, amor a la verdad, respeto al derecho y afirmación de la libertad. Moneva escribió: “el aragonés es un tipo moral sin complicaciones interiores verista en todo: decidor de la verdad que sabe, buscador de la verdad que desea saber, depurador de lo que ve y oye hasta obtenerla. El aragonés es primordialmente crítico; lo contrario de imaginador”.
Puesto que la geografía y las relaciones del “mundo global” en que ahora vivimos influyen en todos los aspectos, son rasgos que permanecen y, a la vez, se van adaptando a la sociedad de cada momento histórico, y más ahora con la movilidad laboral, la irrupción de las nuevas tecnologías de la información y los incesantes cambios sociales que, de un modo acelerado, estamos viviendo. La imaginación y creatividad que tienen castellonenses y valencianos multiplican la tenacidad aragonesa, y ambas idiosincrasias se complementan. Por otra parte, los rasgos aragoneses son, indudablemente, un buen cimiento para quienes nos dedicamos al periodismo: ser críticos hasta encontrar la verdad, con convicciones ancladas en el derecho y la libertad, pues la superficialidad o la manipulación pueden atenazarnos, y desde luego hace falta valentía diaria ante las diversas formas de presión. Raíces y lazos aragoneses de interés.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.