Ojalá que hoy, fiesta de la Comunidad Valenciana, sean muy pocas las llamadas telefónicas al 091, aunque parece que algunos esperan al 9 de Octubre para manifestar de modo violento sus convicciones ideológicas. En la fiesta de hoy, en toda fiesta, en el deporte, en las familias, la violencia es siempre un fracaso del violento, que revela rabia, descontrol y poco respeto por los demás.
Sin embargo, la violencia existe, los altercados, las peleas y también los movimientos sospechosos de personas y vehículos. Por nuestra propia seguridad y la de los demás, disponemos de teléfonos que son muy útiles, tales como el 112 de Emergencias y el 091 de la Policía. Sin embargo, hay una diferencia: las llamadas al 112 son gratuitas, mientras que las que se hacen a la Policía tienen un coste, se cobran. Muchas personas no lo saben hasta que tienen que llamar a la Policía por algún motivo, que no siempre es personal, sino para socorrer a otras personas. Si ya la solidaridad supone un esfuerzo, encima llamar a la Policía cuesta dinero. No me parece bien que se cobre, pues lo que atañe a la seguridad es un servicio público que debería cubrirse con nuestros impuestos.
Hay y habrá de modo permanente una evidente discusión sobre qué ha de ser gratuito. Es cierto que se oye por todas partes la reivindicación de la gratuidad –libros de texto o transporte para cierto tipo de personas, por poner algunos ejemplos-, y que hay que saber que no hay nada gratis, porque alguien tiene que pagar todo lo que estoy diciendo, aunque también hay fórmulas mixtas de pagar una cierta cantidad y que otra parte la cubra la Administración. Así mismo, oímos el argumento de que “lo que es gratis resulta caro”, porque no se utiliza con responsabilidad, se abusa.
En la actual sociedad tendemos a plantear que papá-Estado cubra muchos gastos. Probablemente no pensamos que lo gratuito lo pagamos entre todos, y en algunos casos asistimos a abusos claros por parte de un sector de los ciudadanos. Un ejemplo: las visitas al médico, a las que hay una parte considerable que no acude a la cita, o al menos eso dice el personal médico. Personalmente, me parece una dejadez y falta de civismo concertar una visita con el médico de cabecera, y no acudir sin anular la cita, y no me parece descabellado –con lo fácil que ahora la informática nos lo pone– que hubiera multa para quien en varias ocasiones no acude a una cita médica. Hay usos y abusos, pero el 091 debería ser gratuito.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.