La encuesta del CIS ha aumentado los nervios en el PP. Todos reconocen que las encuestas marcan tendencias, y hay pánico a saber la siguiente encuesta.
La encuesta se dio a conocer al martes, y el PP sigue su hundimiento, en beneficio de Ciudadanos, que es algo que se viene repitiendo sobre todo desde las elecciones en Cataluña. La mínima distancia entre ambos partidos, además, se agrava con lo que el propio CIS subraya, acerca de que hay un 2% de error, margen que puede significar que ya ahora Ciudadanos puede ser el primer partido político.
Además, las anteriores encuestas de otros medios u organismos daban ya como partido más votado, en estos momentos, a Ciudadanos. El hecho de que la encuesta del CIS mantenga todavía al PP en primera posición, teniendo en cuenta las anteriores encuestas o sondeos mencionados, lleva a pensar que –aun respetando la profesionalidad del CIS y de las demás encuestas– el “factor cocina” puede haber beneficiado al PP.
Los votos que pierde el PP los gana Ciudadanos, que también atrae votos del PSOE. Vox se llevará algunos votos del PP, pero en cuantía muy leve. Todo esto faltando dos años para las elecciones generales. Quienes destacan que las encuestas marcan tendencias, la del PP es de “cuesta abajo” total.
El año que viene se celebran las elecciones autonómicas y municipales. Ya ahora se está ofreciendo a concejales y otros cargos del PP con peso y prestigio que piensen en integrar una lista de Ciudadanos. Ya ha empezado el nerviosismo entre los cargos del PP que viven de ello, pues está en juego el sueldo, y ese es el detonante primero en saltar.
En el PP están desconcertados y desanimados. No saben cómo intentar un vuelco en las encuestas, y no les sirve el dato de que Pedro Sánchez sea el líder del que menos se fían sus votantes, ni que haya más españoles que piensen que su situación económica mejorará. El mal de otros partidos –que Ciudadanos haya sobrepasado al PSOE– no es motivo de inquietud para el PP, pues sabe que su sangría deriva a Ciudadanos.
El desgaste del PP tiene muchas causas. La corrupción, el incumplimiento de sus promesas, las críticas de sus decisiones sobre Cataluña, la insensibilidad ante las pensiones que sólo por necesitar al PNV se han visto atendidas por el Gobierno.
En la calle se nota ese entusiasmo por Ciudadanos. También inquieta que se presente como adalid contra la corrupción –léase caso Cifuentes-, y que sobre Andalucía, donde sostiene a Susana Díaz, no haya críticas ni se plantee medidas contra la corrupción de los socialistas, con dos expresidentes andaluces sentados en el banquillo, y prácticas actuales que se van conociendo y que son un escándalo.
Quienes critican al PP por cuestiones ideológicas no conocen bien las ideas que defiende Ciudadanos, si se exceptúa la defensa de la unidad de España –que no le diferencia del PP– y ser implacables contra la corrupción. Ciudadanos debería “mojarse” más, aunque le interesa electoralmente seguir como hasta ahora: dejar que se hunda el PP, no granjearse enemistades, dejar las puertas abiertas a posibles pactos con el PP o con el PSOE, y seguir creciendo como la espuma. Pero la espuma es hueca.
El PP traza planes para que siga la fuga a Ciudadanos, y Ciudadanos tiene el objetivo similar, de seguir atrayendo votos de otrora votantes del PP. Ambos lo hacen, con el difícil equilibrio de no hacer sangre en exceso, porque pueden verse obligados a gobernar juntos, si la suma Ciudadanos+PSOE no da para gobernar.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.