ORIGEN DEL NEGACIONISMO

¿Que piensa un megarrico?, alguien al que el dinero le sobra, que tiene todo y no necesita nada. Quizás el mundo se le quede pequeño, y se sienta molesto de tener que compartir el planeta con tanta gente. Desde su privilegiada atalaya puede caer en la tentación de pensar que la gente se reproduce mucho, son incultos y sucios, y que él no es como ellos, merece más. Como se suele decir, en estos temas “llueve sobre mojado”. Desde periódicos como “El País”, la caja de resonancia de estos megamillonarios, nos vienen lanzando, repetidamente, desde hace años, avisos de corte malthusiano: el hombre es una plaga para el planeta, nos vienen a decir. Si tenemos en cuenta que este periódico es el de estas élites, no iremos muy errados si tenemos a tal comentario como propio de éstas.

Por ejemplo, David Attenborough, famoso naturalista por sus programas para la televisión británica, en una entrevista de fecha 23 de enero de 2013, hace estas manifestaciones que citamos. Todo un llamamiento para hacer un “control sobre el crecimiento de la población”. Se muestra muy pesimista sobre el futuro, debido a la presencia masiva de personas en el mundo, algo, que, al parecer incomoda a Attenborough, que está más acostumbrado a los animales. Y así lo afirma en una entrevista con “Radio Times”, recogida por “El País”.

Se manifiesta en el sentido de que no es sólo el cambio climático. En realidad, es el hombre, la plaga: “los humanos son una plaga sobre la tierra”.

Según David, no hay espacio para tanta gente. No se puede alimentar a tantas personas. No hay suficiente espacio para cultivar alimentos para tantas bocas. Cualquiera diría que los alimenta él.

¡Qué curioso!, no sabemos si es por mantener esta postura o no, pero fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias en 2009.

David piensa que el ser humano destruirá el planeta por lo que hay que empezar ya a controlar el crecimiento de la población.

Para eso no habla de mecanismos, pero tal es su convencimiento en la causa, que se supone que justificaría unos cuantos. ¿Qué tal el aborto?, ¿o la eutanasia?.

¿O… que tal un coronavirus?. Verónica Mollejo en un artículo de 2018, se hace eco de las manifestaciones que un tal Bill Gates, no sé si les suena, realizaba al The Washington Post.

Según este artículo, curiosamente, Gates vaticinaba que un virus mortal llegaría de inmediato, la peor pandemia de la historia de la humanidad, decía. ¿Trabaja Gates con información privilegiada, sabe algo que nosotros no sabemos, como pudo vaticinar la llegada de un nuevo virus?.

Al parecer, Bill y su señora, tienen, que casualidad, una Fundación especializada en virus, y en el artículo, el bueno de Billy se mostraba preocupado por la posibilidad de que pudiera diseñarse uno que atacara a la población mundial, utilizando simplemente un ordenador, desconocemos si de su marca o de la competencia. Con todo, al parecer, ya en 2018, a los Gates se les notaba ansiosos con este ataque bioterrorista.

Tal y como se expresaban en el artículo citado:

“la próxima epidemia podría originarse en la pantalla del ordenador de un terrorista intentando valerse de la ingeniería genética para crear una versión sintética del virus de la viruela, o un brote super contagioso y mortal de la gripe”.

Fíjense que habla de “supercontagioso” y “mortal”, características muy propias del coronavirus, además de que habla sin ambages de la creación del mismo en laboratorio (¿chino?); según Gates, este ataque bioterrorista, podría acabar con la vida de 30 millones de seres humanos en sólo en seis meses; bien, lo menos que se puede decir es que lo tenía ya contado.

Por si todo esto no fuera poco, Gates aseguraba saber que ni siquiera el gobierno norteamericano estaría preparado para combatir este tipo de mutaciones creadas por ordenador. Sin embargo, su Fundación sí estaba trabajando en ello, como él mismo manifestó en esta entrevista concedida al The Washington Post.

Y el tema no acaba aquí, el pasado mes de febrero de 2022 Gates ha alertado de que otro nuevo virus podría estar en marcha, que en este caso provendría de una familia distinta a los coronavirus: “tendremos otra pandemia. Será un patógeno diferente la próxima vez”. Lo menos que nos podemos preguntar es cómo Gates está tan informado de los virus antes de que estos lleguen. O como sabe tanto de gente que trabaja creándolos. Otro dato que destaca es que sea accionista de una empresa dedicada a la labor de “innovaciones en preparación de epidemias”…un actividad curiosa (artículo ABC, 12/5/22).

Como todos los que manejamos ordenadores sabemos, Gates es un experto en imponer reseteos en sus programas informáticos. Cada cierto tiempo sus usuarios, que creían haber comprado el programa, han de renovar sus licencias bajo la amenaza de no poder seguir manejándolos. Gates parece tener muy aprendido este sistema coactivo que le está haciendo de oro.

Otro dato: con motivo de la pandemia, en WhatsApp ha aparecido la frase “los ancianos viven demasiado, eso es un riesgo para la economía, tenemos que hacer algo y ya”, atribuida a Christine Lagarde, Presidenta del Banco Central Europeo; en concreto, se ha estado enviando por wasap la siguiente foto con ella:

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Esto ha aparecido en varios idiomas, alemán, español, francés…Inmediatamente, todos los mecanismos de censura en las redes, se han puesto manos a la obra para desmentir esto. Se afirma que no existen pruebas de que Lagarde haya dicho esto y se justifica dicha noticia relacionándola con el “Informe sobre la estabilidad financiera mundial”, publicado en 2012.

Al parecer el blog dónde se ha publicado la frase concreta que las declaraciones son de 2012, y lo cierto es que ese mismo año el FMI alertó del problema, en concreto, alertaba de "las implicaciones financieras potencialmente muy grandes del riesgo de longevidad; es decirel riesgo de que la gente viva más de lo esperado".

De forma que un potente medio de verificación alemán, Correctiv, miembro de la International Fact-Checking Network, inmediatamente ha esclarecido la cuestión.

En este informe se expresa, textualmente:

“…la prolongación de la esperanza de vida acarrea costos financieros a los gobiernos…”, y también que “Las implicaciones financieras de que la gente viva más de lo esperado son muy grandes”.

En este informe se habla de la mayor esperanza de vida, como un riesgo, en concreto, se le define como: “riesgo de longevidad”.

De forma que, si fue o no Lagarde la que pronunció estas palabras en realidad es intrascendente, la longevidad es vista como un “riesgo” dado que ocasiona costes, en concreto, “implicaciones financieras”.

Si para el FMI que vivamos más es un problema, ¿qué consecuencias tiene esto para los ciudadanos?. ¿Cuál es la solución que esperamos pueda darle un banco a este problema?.

Existe igualmente polémica sobre Henry Kissinger, distinguido globalista y promotor del NWO: existe discusión en las redes sobre si es cierto que en 2012 Kissinger pronunciara la frase: “Sí, mucha gente va a morir cuando se establezca el Nuevo Orden Mundial, pero será un mundo mejor para los que sobrevivan”.

La publicación más antigua de esta frase es de 2013. No se aportan pruebas de que esta frase se pronunciara, sin embargo, aparece un video en internet:

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En él, Kissinger, conocido globalista, se despacha a gusto: "este momento de crisis es una gran oportunidad", dijo el ex secretario y afirmó que "cuando la nueva administración evalúe la situación en la que se encuentra, verá una gran crisis y problemas terribles, pero (...) podría construir un sistema internacional a partir de ella".

Es decir, más globalismo, más nuevo orden mundial, en la entrevista, Kissinger considera que los problemas sólo se pueden enfrentar desde una perspectiva global. 

Maldita.es, otra maquinaria de la red, ha pedido explicaciones a Henry sobre la veracidad o no de la frase, y hasta los momentos actuales parece no haber obtenido respuesta.

Ted Turner, magnate de la televisión, manifestó en 2010 que la población mundial era excesiva, por lo que debiera de reducirse a 2.000 millones de personas, al igual que Gates, que consideró, en una charla con Ted de 2010 (charlas entre magnates) que: “si hacemos un gran trabajo con las nuevas vacunas, la atención médica y los servicios de salud reproductiva, podríamos reducir eso (la población mundial), quizás, en un 10 o un 15 por ciento", dice Gates.

Citamos también lo que al respecto manifestó el marido de la Reina de Inglaterra, Felipe de Edimburgo: “si pudiera reencarnarme sería en un virus mortal para contribuir en algo al problema de la sobrepoblación”.

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Esta situación podría considerarse como de guerra encubierta. Es decir, oficialmente no pasa nada, pero quizás podamos sospechar que existen políticas encubiertas, en contra de la población general. Warren Buffett, uno de los grandes empresarios e inversores a nivel mundial, y además una persona sincera, considera que hay una “guerra de clases, de acuerdo, pero es la mía, la de los ricos, la que está haciendo esta guerra y vamos ganando”.

Al menos, hay que concederle a Buffett el valor de cierta sinceridad en cuanto a sus manifestaciones. Hay dos cuestiones que creo hay que resaltar en su afirmación: 1.- Solo existen ya los ricos y luego están los demás. 2.- La guerra encubierta, en realidad, la están realizando los ricos frente a los demás.

Incluso hay un supuesto documento secreto, de 1.979, atribuido al Club Bildelberg, en el que se habla de la puesta en marcha de diversas herramientas destinadas al control social mediante estrategias poco perceptibles, detalladas en un informe filtrado: “Armas silenciosas para guerras tranquilas”.

Es decir, en un mundo regido por el egoísmo, y los intereses de clase, tenemos a las élites que solo quieren seguir siendo élites. Se desligan de su función de líderes de la masa y se produce el divorcio entre ellas y la gente, y llegan a considerar, en primer lugar, que somos demasiados y que estamos ensuciando “su” planeta. Que la población mundial debe de ser reducida, por lo cual, visto lo visto, no es extraño que la gente plantee problemas en orden a creer en la bondad y veracidad de lo que se le dice desde las altas esferas del poder, al contrario, se llega a considerar que todos los supuestos consejos, o advertencias, o sucesos, están preparados en su contra; que desde las élites se trabaja contra ellos; que existe una evidente maldad o mala fe intrínseca en todo lo que aparece. Ahí surge, ahí tenemos el negacionismo. Es decir, en este orden de cosas, por qué tenemos que creer lo que nos digan desde arriba. Por qué no pensar que todo es un engaño con fines siniestramente inconfesables.

  • José Manuel Millet Frasquet es abogado.