Paseos primaverales

Se nota en calles, plazas y paseos marítimos que nos hemos lanzado a la calle. Hay muchas ganas de oxigenarse y disfrutar de una climatología que invita a pasear. Sin ganas ni afán de escudriñar cuanto uno se encuentra por la calle, las calles son un observatorio sociológico de primer orden.

Muchos sacan a su perro, o a sus perros, a pasear. Vemos muchos perros por las calles y paseos marítimos. Da gusto, porque los hay de todas las razas y se ve que los dueños los cuidan. Hay datos de que la provincia de Castellón es la provincia de la Comunidad en que más perros hay por habitante: un perro por cada cuatro habitantes, y va en aumento. Junto al Auditori de Castellón hay un “Espacio canino”, con sus bancos y fuente de agua, y un letrero que da instrucciones sobre su uso, entre las que hay una que “aclara” que no sustituye al paseo diario del perro: sí, así, paseo diario del perro.

Ha aumentado el respeto y afecto hacia los animales, y particularmente a los perros. Se asume cuidarlos: tiempo, dinero y esfuerzo se consideran bien invertidos. No extraña el comentario de una señora: “en primavera y verano deja pelos en toda la casa y hay que pasar la aspiradora casi cada día”. Aunque los dueños de los perros han de estar más pendientes cuando los pasean, pues más de un susto dan a viandantes que van con muletas o tienen limitaciones físicas: visto y comprobado.

Echo en falta en esos paseos a bebés y ancianos.  Me gustaría ver más carritos de bebé,  más matrimonios jóvenes paseando a sus hijos pequeños. Me gustaría ver más personas paseando con un anciano, ya sea en silla de ruedas o de la mano: hay cuidadoras que lo hacen como trabajo, pero el trato de un hijo paseando con su padre anciano se nota.

Por supuesto que hay personas que pasean a su bebé o a su padre en silla de ruedas, pero me gustaría verlo con más frecuencia.  El paseo diario de los perros me gustaría verlo más con bebés y ancianos. Con los ancianos que tienen limitaciones físicas o psíquicas, ¿cuánto tiempo dedican los familiares  a pasear con ellos?  Otro apunte: ¿dónde están los que padecen síndrome de Down, porque no les veo pasear con sus padres o hermanos? Hace unos seis meses, vi un matrimonio que paseaba con un adolescente con síndrome de Down, que iba detrás de ellos, solo y callado: me generó inquietud y pena esa estampa, sin juzgar a nadie. Veo pocos bebés y pocos ancianos, y como contraste cada vez se ven más perros paseando. El auge del afecto a los perros que se note también, y mucho más, en bebés, ancianos y enfermos.

  • Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
    Escribe, también, en su web personal.