Ayer celebramos los periodistas nuestro patrón, San Francisco de Sales. Una fecha que sirve para acordarnos de las exigencias morales de nuestra profesión, que no son pocas, como también sucede con otras muchas profesiones. Inevitablemente, me acordé de la perla de Donald Trump sobre los periodistas, a quienes nos ha calificado como los seres más deshonestos del mundo. Si nos atenemos a las palabras del nuevo presidente de Estados Unidos, los periodistas al menos somos los primeros en algo, porque desde luego no lo somos por salarios, empleo de calidad, ni en tener un horizonte profesional claro, pues cunde crecientemente el desasosiego entre mis colegas, al comprobar la crisis de los medios de comunicación y la incidencia de las nuevas tecnologías.
Algo más comprensivo estuvo Ximo Puig, el pasado 29 de diciembre, cuando en su encuentro navideño con los periodistas castellonenses mostró cercanía a los periodistas, subrayando que es la profesión que más ha sufrido el paro junto con el sector de la construcción, y que en la construcción algo está remontando el empleo, pero no así en la comunicación. Eso es pisar la realidad.
Se suele decir de los políticos que no pueden ser, a la vez, políticos, honrados e inteligentes, sino como mucho pueden tener dos de esas tres cualidades: si un político es honrado, no puede ser inteligente; y si es inteligente, no puede ser honrado. Podríamos seguir con esa ironía hay políticos honrados -, y aplicarlo a los periodistas, pero afirmo que se puede ser periodista, honrado e inteligente: yo los conozco, y son más de lo que Trump imagina, y no creo que los colegas de Estados Unidos sean muy distintos a los españoles. También conozco y he conocido en mi trayectoria profesional periodistas poco honrados, o muy poco, pero no me atrevo a decir que en mayor o menor cuantía que entre los funcionarios, los constructores, los banqueros, los arquitectos o los albañiles. Nos basta a todos con el conocimiento de las personas, la denuncia ciudadana o incluso judicial, pero lejos de mí estigmatizar a ningún profesional.
Nos acecha cada día la tentación de la desinformación no ser objetivos -, el sensacionalismo, e incluso la calumnia o difamación. Salarios deleznables. Sufrimos presiones. Cometemos ligerezas. Aumentan los despidos, se rebajan salarios. Conozco admirables colegas, sacrificados, excelentes profesionales y honrados. ¿Lo es Trump?
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.