Podemos era uno de los denominados “partidos emergentes”. Tras los resultados del 12-J en Galicia y País Vasco, uno de los resultados más llamativos es el descalabro de Podemos, que en tierras gallegas no ha obtenido ningún diputado y en 2016 obtuvo 14, y en el País Vasco ha logrado 6 diputados cuando en 2016 había obtenido 11. Faltan calificativos para semejante hundimiento. Quien no ha tardado en opinar sobre estos resultados es Iñigo Errejón, con un ‘tuit’ en el que expresa que “Podemos ya no existe. Existe una cosa cosa que se llama UP y que tiene los resultados de siempre de IU”: Pablo Iglesias le condujo a la puerta de salida, y ahora se venga, aunque también se han vengado no pocos lectores de su ‘tuit’, recordándole a Errejón si existe o no Más País, puestos a hablar de fiascos.
Podemos se evapora, a la vez que gobierna con Pedro Sánchez, y Pablo Iglesias de vicepresidente. Curiosa situación. Entre los líderes podemitas, se habla de que la causa es el autoritarismo interno de Iglesias en el partido, que ha ido tejiéndolo a su medida y expulsando todo asomo de disidencia. Entre los votantes desencantados de Podemos, y que por eso ya no le votan ni en las autonómicas -normalmente un aviso o tendencia electoral para próximos comicios de otra índole-, se percibe rabia por la incoherencia de Pablo Iglesias, con su chalé en Galapagar como símbolo permanente, y un rechazo a su agresividad antidemocrática, que le lleva a arremeter contra los periodistas que le critican, con una virulencia verbal que asusta hasta a sus propios votantes. Han sido elecciones autonómicas, pero esta vez en Podemos parece que han pesado claves estatales en el partido y, sobre todo, apuntando a Iglesias: la tarjeta de su exasesora Dina y la nula gestión de las residencias de mayores como vicepresidente responsable pesan más de lo que parece.
La crisis interna de Podemos es su hábitat casi natural, con dimisiones y luchas intestinas que le van minando. La Comunidad Valenciana es un ejemplo también. En 2015 obtuvo 13 diputados, y en 2019 logró 8, siendo el último partido en obtener escaños de los seis que lo obtuvieron: y sin embargo ahora hasta gobierna en tierras valencianas, no sólo apoya el tripartito como en 2015. Parece que Podemos se ha agarrado a su última oportunidad para gobernar aquí y en Madrid: difícil resurgir. ¿A qué partido pueden ir los votos de Podemos en próximas elecciones valencianas, a Compromís, al PSPV, a otro partido? Muchos nervios en el tripartito valenciano.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.