Ciudadanos tiene los problemas de un partido que ha crecido muy rápido, tal vez demasiado rápido, debido al hartazgo de los españoles hacia los principales partidos políticos, el PP y el PSOE. Sus problemas son de crecimiento –y eso no suele ser mala noticia necesariamente-, pero sobre todo de los vaivenes que ha han provocado los pasos de Albert Rivera en estos meses posteriores al 20-D.
Escribo estas líneas cuando parece inevitable una repetición de las elecciones generales, el próximo 26 de junio, y Compromís ha hecho una propuesta a PSOE, IU y Podemos, para llegar a un gobierno de izquierdas. Unas elecciones que nos costarán 135 millones.
A última hora, los partidos de izquierdas intentan, con un documento de 30 puntos, llegar a un acuerdo, pese a todo lo que hemos presenciando entre PSOE y Podemos. Desde el famoso “Iglesias no es de fiar” hasta las salidas de tono de Pablo Iglesias presentándose como vicepresidente del Gobierno, casi todo va cambiando en estos meses, lejos de lo que se decía en el programa o campaña electoral.
En este panorama de “última hora”, Ciudadanos totalmene fuera de juego, porque Podemos lo impide. Pese al pacto de Gobierno entre PSOE y Ciudadanos, ahora Albert Rivera ve lo que vale su acercamiento a los socialistas.
Ciudadanos sigue jugando a la ambigüedad, para apoyar al PSOE o al PP según en qué ámbitos, pero desde el principio se alineó con los socialistas para formar Gobierno. Eso le interesaba a Pedro Sánchez, pero no a Rivera, que ha recogido muchos votos desencantados con el PP, entre ellos muchos jóvenes.
Se equivocó Albert Rivera al ofrecerse a formar parte del Gobierno hace unos días, cuando en su programa dejó claro que no lo haría si no ganaba las elecciones. Pero su error mayor, por lo que indica de volatilidad y superficialidad, fue proponer un presidente del Gobierno independiente, gobernando PP, PSOE y Ciudadanos. Una fórmula “a la italiana”, que no funcionó en Italia, y al final del recorrido Rivera se saca de la chistera esa solución. Su cacareado “centrismo” le ha mareado y ha desconcertado.
Ciudadanos tiene graves problemas en su partido, como estamos comprobando por el “aluvión” de gente que se ha afiliado o presentado por ira, afán de cargos u otras motivaciones. La limpia es muy necesaria, y lo reconocen sus propios líderes. Pero Albert Rivera debía haber visto que con las izquierdas no tenía sitio: es la realidad.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.