Gabriela Cañas es la nueva presidenta de la agencia EFE, la primera mujer que la preside. Su trayectoria profesional ha estado vinculada al diario “El País”. La conozco poco -cuando vino a Valencia en 2006 siendo directora general de Información Internacional en la Secretaría de Estado de Comunicación con el Gobierno de Zapatero-, pero se trata de una veterana periodista. También el presidente cesado, Fernando Garea, es otro experimentado periodista, aunque con una trayectoria profesional más variada que Cañas.
Celebrando el 80 aniversario de la agencia EFE, Garea incluyó en su discurso una idea que la había defendido ya en otras ocasiones: “Una agencia pública de noticias no es una agencia de noticias del Gobierno. Repito y subrayo esto porque es oportuno”. No sé si en esa fecha ya era consciente Garea de que sus días estaban contados al frente de la agencia y decidió expresar con valentía profesional lo que otras veces había defendido, o simplemente decidió arriesgarse. Más bien me abono a que era consciente de que iba a ser cesado, tal vez –entre otros motivos– por criticar las contradicciones de Pedro Sánchez con respecto a Guaidó, al recordar a la opinión pública que Sánchez había reconocido hace un año a Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela… y ahora todos tenemos en la cabeza que no le ha recibido, que afirma que es “líder de la oposición venezolana”. O también porque Garea defendía que el cargo de presidente de EFE debía ser designado por el Congreso, no por el Gobierno, ya que una agencia pública es de la sociedad, no del Gobierno.
Garea ha sido cesado por ese cúmulo de motivos, y yo estoy de acuerdo con sus opiniones. Si ahora se nombra a Gabriela Cañas, no hace falta ser un lince para ver que quieren otro profesional que acate quién le paga, el Gobierno, y me temo que la profesionalidad va a salir perdiendo. Ojalá no suceda como con Tezanos, que al frente del CIS saca unas encuestas para satisfacer a su pagador, o para potenciar el voto que desea el Gobierno. Asusta ver cómo van dando pasos en contra de la libertad.
El cese puede tener relación, o no, con Pablo Iglesias. Ya es conocido su afán por controlar o intentar controlar la comunicación, y máxime ahora desde el Gobierno, y ya no digamos si entran en juego críticas al actual régimen de Venezuela. O ha partido la iniciativa de Iglesias, o se le ha preguntado expresamente, sabiendo la respuesta, y así contento Iglesias. O tal vez Iván Redondo, cada vez más poderoso, lo ha decidido.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.