De nuevo unos resultados electorales ofrecen multitud de análisis, algunos con más objetividad que otros, pues asombra también escuchar o leer comentarios que más bien parecen de un seguidor de un equipo de fútbol a ultranza que de una serena interpretación de los datos del escrutinio. Pero ya se sabe que algunas pupilas están tan teñidas de un color que hacen difícil analizar la realidad sin pasión partidista. También hay análisis de políticos que más bien parecen nacer de la venganza interna del partido que de los resultados propiamente dichos. De todo hay, en definitiva, y es bueno el intercambio de impresiones, a veces para reconocer falta de perspectiva o empecinamiento.
Los grandes triunfadores de las elecciones vascas y gallegas del pasado domingo han sido Iñigo Urkullu (PNV) y Alberto Núñez Feijóo (PP). Feijóo puede presumir de que sólo hay una comunidad autónoma en estos momentos que un partido gobierne con mayoría absoluta, la gallega, y va a seguir haciéndolo, en unos momentos de notable fragmentación parlamentaria, tras capear unos años duros por la crisis económica y con un PP lastrado por los casos de corrupción.
A mí me parece que la gran damnificada de la victoria de Núñez Feijóo es Soraya Sáenz de Santamaría, aspirante a suceder a Mariano Rajoy. Soraya ha ido viendo cómo se escapaban las opciones en la carrera por la sucesión a María Dolores de Cospedal y a Luis de Guindos, pero ahora hay un claro sucesor de Rajoy que es otro gallego, Núñez Feijóo, que aportará equipo nuevo y aires renovados en un partido necesitado. Lo más probable es que en el Congreso del PP que se celebre en 2017 el flamante presidente de la Xunta de Galicia sea elegido presidente nacional del PP, o al menos eso pienso yo. Lejos de preferencias y ambiciones, la renovada mayoría absoluta le allana totalmente el camino.
Ciudadanos está todavía por los suelos. La realidad es que no ha sacado ni un diputado, y ni siquiera ha alcanzado los votos que logró UPyD en el País Vasco. Eso sí, ha sacado más votos que PACMA, el Partido Animalista Contra el Maltrato Animal que va aumentando poco a poco los votos, en las dos comunidades autónomas.
Podemos se ha visto frenado. Y del PSOE todo el mundo está hablando: Pedro Sánchez no se irá si no le echan. Desolación socialista. Aquí falta por ver si Ximo Puig se moja, aparte de pedir reflexión, porque hasta ahora ha sido ambiguo.
Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
Escribe, también, en su web personal.