A estas alturas seguramente todos los lectores de este periódico sabrán que nuestra provincia acogió ayer el pre estreno de la sexta temporada de Juego de Tronos. Quizás también sabrán que ésta super producción, y de su mano Peñíscola y su castillo, llegará a más de 170 países y 100 millones de personas. Pero lo que seguramente no sabrán es que no es fortuito que Castellón se esté convirtiendo en una provincia de cine.
Primero, por el encanto y belleza de sus municipios, enclaves, monumentos y parajes. Y segundo, porque en la pasada legislatura el Gobierno incentivó que, como en el caso de Peñíscola y Juego de Tronos, España sea un excelente plató.
Y lo hizo promoviendo incentivos fiscales para atraer de este modo a nuestro país los grandes rodajes extranjeros de series y películas. Así, gracias a la Ley del Cine que reforma la del Impuesto sobre Sociedades, todas aquellas producciones extranjeras de obras audiovisuales que se realicen en España tienen derecho a la recuperación del 15% de los gastos realizados en España. Las propia productora de Juego de Tronos hizo pública que su decisión de rodar aquí se debía a las reformas legales de Rajoy.
Se trata de favorecer la inversión en nuestro territorio y gracias a ella la creación de empleo y de riqueza. Como ha sucedido y sucederá en Peñíscola con algunas productoras, cifrando el impacto mediático por la serie en 1.000 millones de euros.
Una vez más nuestra provincia se ve beneficiada por las medidas, reformas y políticas implementadas desde el ejecutivo central. Como sucederá con la llegada del AVE, y con él de los turistas, Madrid-Castellón que nos conectará este verano con diez trenes con la capital de España en 2 horas y 25 minutos.
El turismo es un sector clave para el desarrollo social y económico de nuestra provincia. Por eso, resulta incomprensible que, mientras desde el gobierno provincial dirigido por Javier Moliner se impulsa Castellón Senior o el turismo deportivo, el Consell de PSPV y Compromís quiera herir de muerte al turismo y a los miles de puestos de trabajo que éste genera imponiéndole una nueva tasa.
Crear trabas como ese impuesto turístico que propone Ximo Puig aleja inversiones, destruye empleo y resta competitividad y rentabilidad al sector turístico. Sería poner una piedra en el camino del crecimiento para esta provincia y los miles de castellonenses que, de forma directa o indirecta, viven del turismo.
Por eso la apuesta de los gobiernos populares –aeropuerto, AVE, rebajas de impuestos…- es, ha sido y será siempre la de propiciar un escenario de ‘Juego de Tronos, con infraestructuras e incentivos que dinamicen nuestra economía a través del turismo.